No está el horno para bromas. El poder del Real Madrid piensa que el gran enemigo del equipo es el propio equipo. Los errores constantes de Zidane le pueden condenar a la pérdida del cargo. Es una cruda realidad. Sus alineaciones no son entendidas por la Junta directiva ni por los asesores deportivos de los dirigentes. Es cierto que el equipo blanco tiene muchas bajas por las lesiones y no tiene gol, pero el entrenador se equivoca en las alineaciones de manera constante y las derrotas pueden condenarle.
Es verdad que faltan Ramos, Carvajal, Hazard y Valverde, pero no se puede permitir que el técnico vuelva a caer siempre en los mismos fallos. En Kiev dejó otra vez a Casemiro en el banquillo, que es lo mismo que hizo en San Siro, pero en Ucrania jugó contra once, con contra diez como sucedió en Italia, y la estrategia salió mal. Nadie entendía que el hombre más defensivo del equipo del centro del campo no estuviera en el césped. El Real Madrid sufrió dos goles que le han puesto a los pies de los caballos.
Ahora mismo el Real Madrid necesita vencer al Borussia Monchengladbach la próxima semana para seguir en la Champions. Su futuro en el Europa depende de 90 minutos y eso no puede ser para un club que ha alcanzado las semifinales durante diez años y ha ganado cuatro Copas de Europa antes de caer dos años consecutivos en octavos de final. Ahora, los blancos pueden ser eliminados en la fase de grupos. Y eso es una situación muy grave para la entidad. Tres años seguidos de fracasos tempraneros no pueden soportarlos en la casa blanca.
Los caprichos y los fallos de Zidane se han repetido a lo largo de la temporada y el club medita su destitución. Hay que hablar muy claro. Este es el estado de la nación blanca. Zizou se juega su futuro en Sevilla. Si pierde de manera estrepitosa será destituido inmediatamente. Por el contrario, no será echado si pierde pero hace un buen partido o una injusticia arbitral le condena a la derrota. Lo que sí es una realidad es que si el Real Madrid cae frente al Borussia, aunque sea por mala suerte o con perjuicio arbitral, y no se clasifica para los octavos de final de la Copa de Europa, el francés no seguirá en el banquillo.
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