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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

Van Gaal no es quien para ordenarle a Ramos

Tomás González-Martín el

Ramos no ha entrado al capote rojo de Louis van Gaal. El entrenador del Manchester United, como diría Luis Aragonés, tiene el trasero pelado. Se las sabe todas. Lanzó desde Washington un mensaje que era una exigencia para el defensa madridista. Le pedía que manifestara que deseaba marcharse del Real Madrid. Es lo que necesitaba el club inglés para dar un paso adelante en su contratación. Y para enredar el traspaso de David de Gea con más petición de dinero. Pero Ramos también se las sabe todas. Decidirá lo que hace cuando él quiera, no cuando quiera Van Gaal. Su cumbre con Florentino Pérez para reiniciar las conversaciones sobre su renovación han sido un golpe duro para Ed Woodward, director ejecutivo del equipo británico. Piensa que Sergio les ha utilizado para conseguir un mejor contrato en el Real Madrid. No es cierto. Primero, porque el capitán aún no ha firmado ningún nuevo convenio con la casa blanca. Y segundo, porque el sevillano acudió al club blanco, expuso la propuesta del United y solicitó que escucharan esa oferta.

Lo que ha hecho el Real Madrid es reaccionar ante la situación. Florentino Pérez ofrecerá al defensa un acuerdo de renovación cercano a los nueve millones netos por temporada durante cinco años. Y el jugador decidirá si lo firma o no. En todo caso, el presidente no le dejará marcharse hasta que finalice su actual relación contractual, el 1 de julio de 2017. Lo más importante de ese diálogo entre Florentino Pérez y Sergio Ramos es que han recuperado la sintonía después de una etapa de distanciamiento. El Manchester se aprovechaba de esa situación para presionar al jugador.

Si hubiera sido débil, o no tuviera muchas luces, o se hubiera dejado manejar, como les sucedió a Di María y a Ozil, el actual capitán del Real Madrid habría salido a la palestra, como le exigía Van Gaal, y habría protagonizado un escándalo mediático que solo le habría perjudicado a él, Ramos. Se habría enfrentado al Real Madrid públicamente. Y eso no se lo perdonaría la afición.

Es mejor hacer las cosas en privado. Hubo filtraciones de Sergio y de René Ramos, claro que sí, que desvelaron esa oferta del Manchester United y su deseo de escucharla si el Real Madrid no aumentaba su propuesta económica. Pero una cosa es acudir a tu empresa a decirlo y otra es generar un conflicto con la petición pública de un traspaso, una actuación que solo perjudicaría al ambiente del equipo y a él mismo. Es lo que deseaba el Manchester United, crear una guerra interna en la casa blanca.

El futbolista ha sabido mover sus piezas. Sabe que, ahora mismo, el Real Madrid tiene la sartén por el mango, porque hay contrato firmado hasta 2017. No podía iniciar un jaleo con la prensa como portavoz. Era más inteligente exponer la realidad a su club y pedir el traspaso internamente si el Real Madrid no le ofrecía más dinero. Es lo que ha hecho Florentino Pérez. Y Woodward se ha enojado. Porque no ha podido utilizar más a Ramos, que le ha demostrado que no es tonto.

Hay que partir de una premisa: Ramos todavía no ha firmado nada con el Real Madrid. Ha reabierto su contacto con el club. Si al final no hubiera acuerdo, hipotéticamente podría manifestarse en algún sentido. Pero lo hará cuando él quiera. No cuando quieran Van Gaal, Ed Woodward y los Glazer, dueños del United. Señores, Sergio no es Ozil, que se dejó dirigir por su padre, Mustafá, y ahora se arrepiente de haberse ido. Señores, Sergio tampoco es Di María, que se dejó embaucar por su representante y ahora llora por volver. Ramos tiene los brazos repletos de tatuajes, sí, pero no es un estibador de Londres. Tiene muchas más luces. Faros. Es un líder del Real Madrid. Lo siento, Van Gaal, pero el sevillano es listo. Sorry, Woodward, pero al “puto amo”, como le llamaba Casillas, no le engaña nadie.

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