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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

¿Por qué anularon el gol de Bale en Barcelona, por qué anulan el gol de Cristiano, por qué el penalti, por qué la roja?

Tomás González-Martín el

El madridismo, el Real Madrid, sus jugadores, su cuerpo técnico y su afición están hartos. Notan con demasiada evidencia que cuando el Real Madrid puede ganar claro o golear en el Camp Nou siempre acuden los colegiados a ayudar al Barcelona para minimizar el desastre local. El madridismo se encuentra muy enojado con el servilismo esclavista que los árbitros de la Federación Española de Fútbol profesan en favor del Barcelona desde que Villar ganó sus elecciones y se mantuvo en el poder durante treinta años gracias a los votos que Laporta le consiguió en Cataluña. Un apoyo del voto catalán que ha persistido después.
El precio de esa ayuda han sido unos arbitrajes constantes que han apoyado descaradamente al Barcelona a lo largo de lustros. No solo el Real Madrid, también el Atlético de Madrid, el Valencia, el Málaga, el Sevilla, el Español (por supuesto), el Alavés y otros clubes se han quejado históricamente de esa ayuda. Y ese apoyo ha quedado al descubierto de manera vergonzosa en los últimos tiempos, cuando el Real Madrid ha jugado en el Camp Nou mejor que los azulgranas y ha pagado con arbitrajes enemigos esos partidos.
El club blanco y sus seguidores se han sentido indignados desde hace años por actuaciones de los colegiados que han impedido victorias más claras del equipo de la capital en Barcelona. El caso de Pepe y Alaves en 2011, cuando el madridista fue expulsado en Champions por una entrada que no impactó en la pierna del brasileño, artista teatral insuperable, fue sintomático de una realidad que se ha agravado en las últimas campañas.
El madridismo tiene latente en su retina el golazo de cabeza que Bale anotó hace dos temporadas, el 2 de abril del año pasado, que habría supuesto el 1-3 en la ciudad Condal. El Real Madrid venció 1-2 y tuvo que sufrir la tensión del marcador porque el juez de la contienda tuvo el capricho de anular el gol de Bale por una presunta falta inexistente. Para los aficionados es inolvidable. Y el buque de salvación que el árbitro puso a disposición del Barcelona el pasado domingo, con tres decisiones muy graves en perjuicio del Real Madrid, ha sido el detonante de una situación insostenible.
Un colegiado puede equivocarse una vez en contra de un equipo, pero no tres de forma gravísima y señalando cosas que no han ocurrido, que es lo peor. Porque, señor Sánchez Arminio, se puede anular un gol legal a Cristiano por estar en línea y creer que está en fuera de juego (habría sido el 0-2 y la puntilla), que ya es grave. Pero, señor jefe de los árbitros: ¿Cómo se puede un árbitro inventar un penalti que no existe? Está claro que De Burgos Bengoechea no vio nada, porque fue un piscinazo de Luis Suárez. Si no ve la jugada ¿Por qué se inventa lo que no ha sucedido? El colmo es que el colegiao, un desastre, no se paró ahí. Lo más grave es lo que sucedió después.

-El delantero portugués del Real Madrid Cristiano Ronaldo reacciona tras ser expulsado anoche durante el partido de ida de la Supercopa de España. EFE

El árbitro expulsó a Cristiano por considerar que se tiró en una jugada que pudo ser penalti. No lo era, pero forcejeaba con Umtiti a toda velocidad ¿Cómo se podía interpretar que se lanzó al césped y simuló un penalti? Un árbitro debe medir sus decisiones y si no ha visto clara la jugada, que es obvio que no la pudo ver bien, ¿cómo se arriesga a sacar una segunda amonestación y a echar a un futbolista por dos acciones que no merecen una expulsión? La primera fue quitarse la camiseta. Messi lo hizo en el Bernabéu cuando firmó el 2-3 hace tres meses y no fue amonestado. Y me parece bien. No se pueden sacar tarjetas por nimiedades. Como decía Zidane en la rueda de prensa: si uno ve el partido, no entiende que Cristiano sea expulsado, y menos que se le impongan cinco partidos de suspensión. Se han perdido las barras de medir, el equilibrio. Hemos entrado en la estupidez. Ronaldo no ha matado a nadie. Ha sido el protagoniasta del clásico y le echan con un cierto tono de envidia. Sí, se nota la animadversión a Cristiano. Cae mal ¿Por qué? Porque usted, señor De Burgos, no habría echado a Messi por eas dos mismas acciones. Ya se vio en el Brnabéu. Se quitó la camiseta y casi le aplaude el colegiado. Sí, hay distinta barra de medir.
Cristiano estaba enojado porque destrozó el partido, marcó dos golazos, le anularon uno porque el colegiado quiso y al final se vio expulsado, desquiciado por el desastre arbitral, siempre con decisiones en contra de un solo equipo.
El dilema, señor Sánchez Arminio, siempre al lado de Villar durante treinta años, es que, según el criterio aplicado a Ronaldo. ¿Cuántos partidos se le impondrán a partir de ahora a un jugador por hacer un Suárez piscinero en el área? Porque Suárez sí que se tiró intencionadamente. ¿Veinte? Señor Sánchez Arminio, se les ve demasiado el plumero. Su amigo Villar estuvo en la cárcel, ha salido con dinerito puesto por Clemente y usted, ustedes, deben dejar ya de manipular a los colegiados, a los que tienen prohibido hablar. ¿De qué tienen miedo, de que hablen y cuenten? El que calla otorga.

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