Cuando Pedro Sánchez no era presidente del Gobierno, ni lo esperaba ni se lo esperaba, el entonces dirigente socialista se metió en varios líos por ese oportunismo sensacionalista falso que ahora le deja en suspenso y fuera de juego. Primero criticó a David de Gea por aquel presunto jaleo de faldas que era el clásico caso de denuncia planificada para sacar dinero a los futbolistas. El guardameta español le contestó bien a Sánchez, que ahora, convertido en presidente del Gobierno, tuvo la callada por respuesta y el silencio incómodo cuando fue a visitar a la selección española antes de volar a Rusia para disputar el Mundial.
La segunda metedura de pata del Pedro Sánchez “candidato a merecer” la protagonizó cuando manifestó que nunca iría al palco del Bernabéu. El político quería decir que aquello era algo parecido a un contubernio judeo masónico de negocios y que él nunca estaría allí. Fue otra simpleza que ahora, en el primer cargo del Estado español, queda ridícula. El señor Pedro Sánchez ahora que es presidente del Gobierno. ¿Tampoco irá nunca al palco del Bernabéu? Hay muchas ceces que sería estar mejor calladito. El señor Sánchez se niega a ir al palco del mejor equipo de fútbol de Europa y del mundo, demostrado con títulos, que además es un club nada menos que español. ¿Mantiene su palabra el señor Sánchez? En boca cerrada no entran moscas.
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