Tenía 18 años cuando Mbappé, todavía jugador del Mónaco, vivía en medio de todas las tentaciones. Era la primavera de 2017 y el Real Madrid, campeón de Europa por segunda vez consecutiva, le ofrecía un contrato por seis años. El chaval sabía que llegaría inicialmente como suplente, pues Cristiano, Benzema y Bale eran los reyes del mambo, con tres Champions en su palmarés. Luego llegaría la cuarta. Zidane no le podía prometer la titularidad con ess triunvirato de hombres consagrados en el ataque. Aparcó ese objetivo para más adelante. Sabía que si triunfaba, como así ha sido, tarde o temprano llegaría al «Real». Prefirió marcharse al PSG, que le aseguraba el puesto. Su meta era ganarse un sitio en la selección francesa para ser titular y conquistar el Mundial en su país como protagonista. Así fue. Hoy piensa que ya es la hora de fichar por el Real Madrid.
No vendrá probablemente este año, pero ha generado un revuelo en el París Saint Germain para advertir que está decepcionado con el nivel del equipo, un cementerio de elefantes en muchos casos (Alves, Buffon, Thiago Silva), eliminado tres años seguidos de la Liga de Campeones de manera estrepitosa. Desea marcharse al club español. Quiere hacerlo en 2020. Mbappé no renovará por el PSG y ya lo saben.
La respuesta del Paris Saint Germain a la bomba dialéctica lanzada por el futbolista dice muchas cosas sin expresarlas: «Los lazos tan fuertes que unen al PSG y a Mbappé después de dos años y la historia en común seguirán la próxima temporada, cuando el club cumple cincuenta años». El equipo parisino no muestra orgullo y no resalta que tiene un convenio firmado con su delantero hasta 2023, no. Solo promete uno más, para que juegue en las bodas de oro de la entidad. Es el acuerdo al que han llegado ambas partes. Mbappé ya le ha dicho al PSG que no renovará por más tiempo.
«Si hubiera fichado por el Real en 2018, ¿que me quedaría hacer ya en mi carrera?». Kylian Mbappé manifestó estas palabras «en petit comité» hace meses. Era un análisis que realizaba su padre, Wilfrid, quien tenía una visión de futuro a largo plazo que el chaval no se planteaba entonces. Hoy sí.
Lleva dos años en el París Saint Germain, ha conquistado dos Ligas francesas y es campeón del mundo con Francia, que era su meta primordial, pero los desastres en la Liga de Campeones le han demostrado que ganar el título francés no tiene repercusión. Quedó séptimo en el Balón de Oro 2017 y fue cuarto en el último Balón de Oro, conseguido por Modric. Quiere ser el número uno del mundo, es la obsesión de su padre, y destacan que lo alcanzarán si juega en el Real Madrid, el equipo que define la Champions, el más mediático, para bien y para mal.
Los Mbappé llevan dos años en el conjunto parisino y se han hartado. Han visto que lo han ganado todo con suma facilidad en Francia y la joven estrella, la más valorada del planeta, quiere más, mucho más. «Su calidad excede exageradamente el nivel de la liga francesa, que no tiene ningún prestigio y no aporta reconocimiento», señala un importante representante de futbolistas. «Tiene que demostrar esa clase en un campeonato de primera línea». Kylian Mbappé sabe que el cuarto puesto en el Balón de Oro lo obtuvo gracias al éxito del equipo nacional francés, no al PSG. Su padre y su grupo de apoderados piensan que si ya hubiera militado en el Real Madrid habría obtenido el premii The Best y el balón aúreo. Se los habría quitado a Modric, reflexionan.
Deben presionar los Mbappé para conseguir su meta. El Real Madrid ha emitido dos comunicados en los últimos meses en los que negaba haber negociado con Mbappé o Neymar. Ha expuesto a Nasser Al-Khelaifi que no han tocado a ningún jugador y que siempre que quieran fichar a uno de sus profesionales acudirán directamente a él. Así será. Deberán ser Wilfrid y Kylian Mbappé los que presionen para alcanzar su meta. El tiempo juega a favor del jugador y del Real Madrid. El PSG lo sabe. El hombre más cotizado del mercado quiere disputar el Mundial 2022 en Qatar como futbolista del Real Madrid, consagrado como el mejor, por encima de Cristiano y Messi. Es el reto.