Las declaraciones de Pepe fueron la gota que colmó el vaso. El central apoyó a Casillas y buscó también su salvación personal cuando se vio en la lista de transferibles. ¿Por qué es transferible? Porque si se marcha Mourinho, el Real Madrid quiere limpiar todos los problemas sufridos en los últimos tiempos y la fama de Pepe es una lacra que se ha soportado durante años. El caso es que las palabras de Pepe, bien recibidas por parte de la plantilla y no tan bien consideradas por otro sector del grupo, solo añadían leña al fuego. Y los líderes del plantel tomaron cartas en el asunto.
Ramos lideró una reunión, antes del partido con el Málaga, en la que los jugadores estuvieron de acuerdo en no realizar más manifestaciones referentes a las opiniones que expresara el entrenador, porque solo servirían para caldear el ambiente y romper la armonía del equipo ante la final de Copa que les espera el 17 de mayo. Ese cónclave se produjo con independencia de lo que hiciera Mourinho, que volvió a poner más cera al salir a la palestra el martes, el día previo al encuentro con el Málaga. Terminado el partido, Xabi y Ramos mantuvieron la postura inamovible de los futbolistas: “Nada de egos ni individualismos, estamos unidos para ganar la Copa”. Era un mensajito lanzado también a Pepe.
El técnico ha visto la posición de sus pupilos y ha echado el freno. No ha hablado antes del encuentro con el Español. Observa que cada vez que sale a la palestra le pegan por todas partes y prefiere no salir. Porque si da la cara, no se corta. Para hacer un “paripé” es mejor no salir en público. Es lo que ha hecho. Los jugadores lo agradecen, porque cada vez que abre la boca sube el pan y la prima de riesgo blanca.
Es cierto que dirigir al Real Madrid exige comedimiento y hasta hipocresía, pues la entidad es tan grande que cualquier opinión multiciplica su eco. Pero también es verdad que el mìster sabe que hablar demasiado claro tiene su precio en un club tan poderoso, ya que exponer públicamente que se prefiere a un futbolista antes que a otro suscita que los polemistas defiendan al jugador perjudicado.
Por todo ello, la plantilla ha tomado la decisión más inteligente. Han pasado once días, desde la eliminación europea, en los que en la casa blanca se habló de todo menos de fútbol. Parecía que había finalizado la temporada. Que la Copa no se jugaba. Los futbolistas han recuperado el timón de la nave.
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