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El peor entrenador del mundo espera ganar el Mundial de Clubes en un mes

El peor entrenador del mundo espera ganar el Mundial de Clubes en un mes
GRA258. MADRID, 16/08/2017.- El entrenador del Real Madrid Zinedine Zidane (2i), junto a Raphael Varane (c), Nacho (2d) y Gareth Bale (d), celebra con Sergio Ramos (i) la Supercopa de España tras vencer por 2-0 al FC Barcelona en el partido de vuelta disputado hoy en el estado Santiago Bernabéu, en Madrid. EFE/Mariscal.
Tomás González-Martín el

Es un craso error juzgar a equipos, futbolistas y entrenadores por dos partidos, por dos derrotas, por una mala fase de juego de un conjunto. El sábado preguntamos a Zidane cómo valoraba que se le cuestionara dos semanas después de recibir el premio FIFA, votado por seleccionadores y capitanes de selecciones, como mejor técnico del planeta. O todos los profesionales del mundo están equivocados o los que se equivocan son los que ofrecen opiniones mayestáticas desde púlpitos bien pagados de los que no se bajan ni para viajar con un equipo y palpar los ambientes, ni para ver partidos en el campo ni para asistir a ruedas de prensa de sus víctimas sojuzgadas.

Ahora resulta que Zidane no vale. Que solo sirve en la victoria, como si los triunfos llegaran solos por un noche loca de juerga. Alucinante. Y a Zinedine le gusta el reto de la dificultad, de soportar estas críticas de unos días malos que dentro de unos cuantos días más se volverán elogios a rebufo de los resultados. No es serio.

Zizou ha demostrado su capacidad para revolucionar el fútbol con sus rotaciones arriesgadas, al límite, en el alambre, que le permitieron refrescar a los grandes futbolistas para la fase final de la temporada pasada, mientras los jóvenes valores salían, jugaban y ganaban partidos de Liga duros, difíciles, pero sin el foco mediático del clásico o el derbi.

Fue ese acierto del francés el que permitió que el Real Madrid rompiera una tónica mala de ganar un solo título grande en una campaña. Era histórico en la jurisprudencia madridista conquistar la Champions y perder la Liga. No, Zidane no lo admitía. Y en su primera campaña completa se adjudicó Liga y Copa de Europa, además de las dos recientes Supercopas como aperitivo del curso actual.

Recordemos que en su primer medio año de gestión, en la campaña 2015-16, Zizou ganó también la Liga de Campeones y ya se quedó a un punto de obtener el campeonato español, después de recuperar muchos puntos respecto al Barcelona de Luis Enrique, al que ganó 1-2 en el Camp Nou que pudo ser un resultado más abultado si no se hubiera anulado un golazo a Bale que habría amplificado la importancia ese éxito. Ese entrenador es ahora criticado, puesto en cuestión.

Se olvidan que el Real Madrid no ha contado con Marcelo, Benzema, Bale, Carvajal, Varane, Kovacic y Keylor durante demasiados encuentros, por culpa de lesiones. Se minusvalora que el marsellés no ha podido todavía realizar las rotaciones deseadas, sino que las ha hecho obligado por las ausencias. No olviden que en un momento dado, por ejemplo, no pudo contar ni con Marcelo ni con Theo, y tuvo que poner a Nacho de lateral izquierdo por enésima vez, para hacer debutar a un niño de 18 años, Achraf, como lateral derecho. Zidane no ha hecho las alineaciones anheladas, sino las forzadas.

Veremos lo que sucede a final de temporada. Hemos dicho desde el mes de agosto, cuando celebró las dos Supercopas, que el Real Madrid pagará tarde o temprano el desgaste sobrehumano de esos cuatro años de éxitos hasta el final, con futbolistas que lo han dado todo para conseguir tres Champions, una Liga, una Copa, tres Supercopas de Europa, una Supercopa de España y dos Mundiales de Clubes, camino del tercer Mundial de Clubes en diciembre. Es un desgaste al que se sumaron el remate físico del Mundial de Brasil, la Eurocopa de Francia y la Copa Confederaciones. Muchos profesionales llevan cuatro años llegando a finales hasta junio, con el cansancio mental y físico que ese éxito tenso provoca. En junio sabremos cómo acaba el actual campeón de todo, pero sería normal que este esfuerzo prolongado en el tiempo le pasara factura. No obstante, la calidad de sus futbolistas es tanta que este Real Madrid puede mantener la tendencia positiva sine die.

Zidane es el entrenador que ha protagonizado los siete últimos títulos. Ahora le critican. Y en un mes puede ganar el octavo galardón particular, su segundo Mundial de Clubes, el tercero en el último cuatrienio del club. El técnico señalado ahora, elegido el mejor del orbe hace unos días, puede proclamarse campeón del mundo de clubes una vez más. Entonces, los envidiosos dirán que tiene una flor en el culo. Y el francés, que además de flor tiene guasa para pasar de estos críticos, dirá que sí, que tiene una flor en el culo, como decían de Miguel Muñoz cuando ganaba títulos a lo largo de tres lustros. Y Zizou se reirá, como se reía Muñoz. Y en su fuero interno, el francés dirá que le miren el culo para ver donde está la flor.

Lo que Zidane se niega a hacer es el hipócrita y simular sufrimiento en los malos momentos para que los amargados y envidiosos disfruten. El marsellés nunca hará como esa buena mujer de Santander que es rica por castigo y que para que los demás no la miren con tanta envidia cojea con el fin de demostrar que sufre un problema grave, como el resto de los humanos. Esa amiga cántabra camina como los ángeles cuando da la vuelta a la esquina y los envidiosos ya no la ven.

Zidane nunca hará eso. Va de cara, de frente. Sonríe incluso cuando le cuestionan. Es feliz con el reto de entrenar al equipo más difícil del mundo. Afirma que disfruta cada minuto de su trabajo, cada segundo de cada partido. Y eso molesta mucho. Pues ya saben los amargados, que corten flores.

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