Es una vergüenza la parcialidad, oral y escrita, que la FIFA demuestra en favor de Leo Messi y especialmente en contra de Cristiano Ronaldo. La actuación ridícula de Sepp Blatter en Oxford dejó clara su postura pro Messi y sobre todo su animadversión personal con CR7. Una visión sesgada que las informaciones escritas de la web de la FIFA confirman con desagradable realismo. El perfil que la FIFA realiza del astro argentino habla de su genialidad suprema. Se derrite en el elogio, genuflexa. El perfil de la estrella portuguesa, sin embargo, define a Cristiano simplemente como “el jugador”. Ni un atisbo de grandeza. Está claro que todo es premeditado. En menudas manos está el fútbol mundial. El organismo que manda en el mundo del balompié controla la entrega de premios en una surrealista posición casposa, trasnochada, antigua, de buenos y malos.
No sabemos que le habrá hecho CR7 a Blatter. O sí lo sabemos. Lo que Ronaldo le ha hecho al presidente de la FIFA es crearle problemas con su excepcional rendimiento durante las últimas cuatro temporadas. Y no hacerle la pelota nunca. Si las manifestaciones de Joseph Blatter en Inglaterra fueron impresentables, las informaciones escritas de los dos futbolistas describen una paranoia.
Viejo, vetusto, con obsesiones propias de su edad, el dirigente de la FIFA no hace más que generar problemas a sus colaboradores en esa sede de Suiza. Su parcialidad disgusta a otros profesionales de la casa del fútbol universal. Tiene, Blatter, cosas de niño malcriado. Se temen en la FIFA que Cristiano no acudirá a la Gala del Balón de Oro.
Decía ” Don José” Blatter que se reuniría en privado con el luso para convencerle y conseguir su asistencia. Lo primero que tendrá que hacer es pedir perdón. ¿Sabrá pedir perdón el señorito Sepp, o su soberbia ancestral se lo pimpide?. Al Real Madrid y al jugador portugués no se lo pidió cuando Florentino Pérez le envió la carta en la que le exponía su sorpresa por la actuación teatral en Oxford.
Después de leer lo que la FIFA opina de Cristiano, el goleador no debe acudir a la Gala. Ya ha empezado, además, la campañita para que el Balón lo gane Ribery, pues ya no se lo pueden conceder a Messi, lesionado, en su temporada menos brillante de los últimos tiempos, por culpa de esas dolencias musculares.
El francés aspira a sucederle. Dice Frank que ya tiene un sitio en su casa para el trofeo. ¿Les parece poco?
Cristiano, dile a Blatter: “Hola don Pepito, hola Don José, pasó usted por mi casa, por su casa yo pasé, y vio usted a mi abuela, a su abuela yo la vi. Adiós Don Pepito, adiós Don José”.
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