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Cristiano, el sacrificio como ejemplo para los niños

Cristiano, el sacrificio como ejemplo para los niños
GRA305. MADRID. 23/08/2017.- Los jugadores del Real Madrid (i-d), el alemán Toni Kroos, el portugués Cristiano Ronaldo y el francés Karim Benzema, tras vencer a la Fiorentina por 2-1 en el partido del Trofeo Bernabéu que Real Madrid y Fiorentina jugaron esta noche en el estadio Santiago Bernabéu, en Madrid. EFE/Mariscal
Tomás González-Martín el

Los ojos de Cristiano brillaron al mirar a su hijo Cristiano júnior y a Doña Dolores, su madre, la gran culpable de su éxito. Ella le obligó a quedarse en Lisboa, a tres mil kilómetros de Madeira, cuando su hijo de doce años lloraba en la humilde Pensión Dom José, en Lisboa, para volver a Funchal. «No, Cristiano, tu sigue ahí, que puedes llegar a ser algo importante en la vida», razonó Dolores al chaval en 1997. «Tú quieres ser futbolista y tienes que continuar intentándolo, aquí en casa nunca tendrás esa oportunidad». El chico sufría porque sus compañeros de colegio y las profesoras se reían de él por su acento «de pueblo». Cristiano llegó a zarandear a una profesora por su mofa. No le echaron del cole porque el Sporting de Portugal, en cuyas categorías inferiores militaba, exigió que se quedara allí. Había madera de líder en el muchacho. Mamá tenía razón. Nadie mejor que ella lo sabía.

Georgina, su pareja, ha comprobado en dos años que Dolores es el tótem de su amado. Cristiano, en efecto, tenía condiciones. Y ese delantero fino, con carácter y que entrenaba en la soledad de las tardes en el gimnasio del Sporting comenzó a triunfar desde los quince años. Anoche, el portugués más famoso del mundo celebró su quinto Balón de Oro como rey del fútbol mundial, empatado a títulos con Messi, el culpable de su crecimiento. «Se lo dedico a mi familia, a mi pareja, a mis hijos, a mis amigos y a mis compañeros, porque sin su ayuda no lo habría conseguido», argumentó el ganador, delante de Raúl, Ronaldo Nazario, Roberto Carlos, Kaká, Cannavaro y otras leyendas del club.

Messi, en efecto, es el responsable del constante crecimiento del delantero luso a escala mundial. Cristiano conquistó su primer Balón de Oro en 2008, con el Manchester. Tenía 23 años y toda una andadura por delante. Lo que el ídolo portugués no esperaba es que la progresión de Messi, conocida, llegará hasta el extremo de convertirse, para muchos, en el mejor jugador de todos los tiempos. El argentino llevó al Barcelona a las más grandes victorias de la historia del club y abarcó de golpe cuatro galardones. Y en pleno dominio del azulgrana, en 2009, el chico nacido en Andorinha, un barrio modesto en los suburbios de Funchal, fichó por el Real Madrid para cumplir dos sueños. El primero, hacer caso a su padre, que le dijo desde niño que el equipo madrileño era el mejor del mundo. El segundo fue un sueño personal: en el Real Madrid debería mejorar para vencer a Messi en la lucha por el Balón de Oro. «A los 32 año solo sigue pensando, como hace diez, en ser el mejor», decía Mendes anoche. Ese es su secreto.

Todo se hizo realidad. Toda la vida se había cuidado con esmero y cuando vino al «Real» extremó su preparación. Su alimentación era y es la de un asceta. Su preparación era y es demasiado exigente. Desde hace una década moldea cada músculo para explotar físicamente al cien por cien todo su cuerpo. No tiene una gota de grasa. No se lo permite. No suma ni un Kiko de más. Sus 77,8 kilos están formados de musculatura, tendones, ligamentos y hueso. Y una genética prodigiosa que ha perpetuado con su trabajo disciplinado diario. Nunca perdió ese control sobre su cuerpo. Entrenamiento diario y piscina en casa algunas tardes. Dormir pronto y levantarse pronto para desayunar bien con el fin de ejercitarse mejor por la mañana.

Esa dedicación absoluta a ser mejor le ha costado incluso roturas sentimentales. Dejó a Irina. Pero Cristiano se ha hecho más fuerte con todas las vicisitudes. Ha madurado. Y ahora ha elegido a la mujer de su vida, la española Georgina, con quien ha tenido descendencia en dos años de relación. Ella comparte su vida diariamente mientras el futbolista se concentra en ser el mejor. Junto a ella ya ha disfrutado de dos premios The Best y dos Balones de Oro. No está mal.

El secreto buscado y trabajado por el número uno del mundo fue extender la juventud de sus músculos hasta bien entrada la treintena. Los especialistas le explicaron que si se cuidaba al máximo con el estudio de su ADN y la alimentación que le convenía podría competir al máximo nivel muchos años. Ronaldo se ha transformado en su propio conejo de Indias para comprobar que se puede rendir como un futbolista «top» hasta los 35 como mínimo. «Quiero seguir varios años más al máximo nivel», confirmó el luso. En  Madeira se alimentaba de pescado, verduras y fruta. Mantiene esa nutrición de asceta. Es un ejemplo.

«Lo que me fascina es su ambición, quiere ganar hasta en los entrenamientos», destacaba Zidane. «Le dije el primer día que era un líder y lo que podía transmitir al equipo». Florentino Pérez fue rotundo: «Di Stéfano fue el mejor del mundo y Cristiano es su heredero. El Balón de Oro y el Real Madrid han vivido siempre una bonita historia de amor».

Cristiano estaba radiante: «Es uno de los días más felices de mi vida, al lado de mi familia». Su madre y su hijo Cristiano júnior subieron al estrado. Volvió a destacar a sus compañeros de equipo: «Quiero retirarme en el Real Madrid». Sus éxitos han sido paralelos a los del club. Boloni, su entrenador en el Sporting portugués, lo definió bien: «Veías que tenía las condiciones y la voluntad de ser el mejor».

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