Usted decidió el título de la Copa del Rey frente al Barcelona con una escapada de guepardo que le ascendió a los altares en todo el mundo. Pero ahora dicen sus enemigos que usted es un problema en el sistema táctico de Ancelotti, porque Isco permite ejecutar el 4-4-2 y usted no defiende para aplicarlo en toda su magnitud. Usted sentenció también la Champions con el cabezazo que supuso el 2-1, pero sus críticos afirman hoy que usted debería ser suplente porque el centrocampista malacitano se ha ganado la titularidad. Usted realizó una gran campaña nada más llegar al Real Madrid, después de firmar su contrato sin haber hecho pretemporada. Hoy, sin embargo, olvidan todas estas verdades quienes acosaron a Florentino Pérez por pagar 91 millones por usted. Menos mal que su entrenador, Ancelotti, ha salido a la palestra para defenderle: “Bale no es un problema, nos ayudará a ser mejores”.
Usted, señor Bale, soporta una crítica que se argumenta en el gusto artístico del fútbol de Isco, que posee un toque muy agradable para el aficionado español. Usted, señor Bale, hace un fútbol de potencia, del norte de Europa, y eso aquí se valora menos. Ancelotti le ha protegido ante el acoso porque no quiere permitir que la obsesión externa para que juegue Isco provoque silbidos a Bale en cuanto falle un balón este martes frente al Liverpool. El italiano no lo permitirá. Por eso dice que Isco y Bale pueden jugar juntos. Y así será. Sentará a James, a Modric, a Benzema o a Kroos, pero Isco y Gareth compartirán once en diversas ocasiones. No desea el preparador que se produzca una situación enquistada, como la vivida con Casillas y Diego López.
Lo cierto es que Bale es una gran solución para el Madrid. Inyecta la velocidad que otros hombres no tienen. El galés será muy importante cuando lleguen los rivales duros, como el Atlético en la Copa , o el Valencia y el Sevilla en Liga. Su rapidez solo la puede alcanzar Cristiano. Por ello, comparar a Isco y Bale es imposible. Uno es un mediocampista puro. Otro es un extremo nato. Gareth es el mejor delantero para escapar y cazar un pase en profundidad precisamente del malagueño. Son complementarios. Ninguno de los dos son un problema. “Bendito problema”, dice Ancelotti, es tener dos opciones ofensivas tan diferentes. Diecinueve equipos de Primera ansían tener ese gran problema.
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