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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

Bernabéu, a Saporta: “¿Cuántos espectadores hay en el estadio?”. Setenta y siete mil quinientos, contestó Raimundo. Falló en trescientos. “Fíchenlo”

Bernabéu, a Saporta: “¿Cuántos espectadores hay en el estadio?”. Setenta y siete mil quinientos, contestó Raimundo. Falló en trescientos. “Fíchenlo”
EN PRESENCIA DE SAPORTA Y MIGUEL MUÑOZ, DON JUAN SALUDA SONRIENTE A DI STÉFANO
Tomás González-Martín el

Fue un adelantado a su época. Murió el 2 de febrero de 1997, tras setenta años de una vida de gestión, administración, innovación, negociación, diplomacia internacional y visión de futuro.

El 2 de febrero de 1997, Raimundo Saporta falleció en Madrid a los 70 años de edad. Su nombre es clave en la historia madridista ya que, junto a Santiago Bernabéu, participó en el desarrollo del Real Madrid hasta convertirlo en el mejor club del mundo. Entre 1952 y 1991 formó parte de la entidad blanca, en la que llegó a ocupar el puesto de vicepresidente y la presidencia de la sección de baloncesto. Gracias a su gran contribución al club también fue nombrado presidente de honor.  Junto a sus méritos en la leyenda madridista, Raimundo Saporta también llevó a cabo una gran labor en otros campos del deporte español, por los que recibió numerosas condecoraciones, como la Medalla de Oro al Mérito Deportivo. Su importancia en el baloncesto también es destacable. Antes de llegar al Real Madrid formó parte de la Federación Española de Baloncesto y a lo largo de su carrera completó una trayectoria importante en la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA). En reconocimiento a su carrera, la antigua Recopa de Europa se denominó Copa Saporta, y el pabellón de baloncesto de la antigua Ciudad Deportiva llevó su nombre.
Raimundo Saporta, hijo de madre francesa, tenía una enorme facilidad para los idiomas. Trabajo durante un cuarenta años al lado de Bernabéu. Fue su vicepresidente durante quince. Y fue su mano derecha, una mano que dirigió al club en muchas decisiones importantes.
Saporta estuvo con Bernabéu en la creación de la Copa de Europa de fútbol, en París, junto al periódico “L’Equipe”, y fue un hombre determinante en el éxito de la Copa de Europa de baloncesto.
Cuando el Real Madrid tuvo por fin el permiso de Franco para acudir a jugar contra los equipos soviéticos, país que entonces España no reconocía, Saporta tenía que ir a ver a Franco a su vuelta para informar de la URSS, de su situación económica y de la realidad que había visto. Le hablaba de la falta de libertad y de una economía sin negocios privados, pública, estatal en su totalidad. Saporta negoció y pacificó muchas situaciones tensas en el fútbol español e incluso para el Estado español a escala internacional.
Cuando Rigo masacró al Real Madrid frente al Barcelona en 1968, Bernabéu habló de atraco. El club azulgrana mostró su enfado con el presidente madridista y fue Saporta quien limó asperezas. En su diplomacia excelente, “Don Raimundo” hizo que cuando un jugador del Barcelona se casaba o tenía un hijo, el Real Madrid le enviaba un presente. Son hechos que hoy serían impensables. Era el relaciones públicas total. Un gran gestor.
Bernabéu le puso a prueba, cuando tenía que decidir si le fichaba para el Real Madrid, en un partido de fútbol en Chamartín: ¿Cuántos espectadores hay?, le cuestionó el presidente. Saporta respondió: setenta y siete mil quinientos espectadores. Falló en trescientos. Había setenta y siete mil doscientos. Bernabéu dijo: fíchenlo.
Bernabéu regaló su insignia de oro y brillantes a Moshe Dayan en un partido frente al Maccabi, en Israel, y los países árabes clamaron al cielo. Franco pidió explicaciones. Saporta tuvo que exponer ante las naciones árabes que el Real Madrid imponía insignias cada año que iba a Marruecos a disputar el trofeo Mohamed V. Expresó que Bernabéu era impulsivo y no hacía esas cosas por razones políticas, sino por sentimientos personales. Era verdad. “Dayan los tenía bien grandes”, le dijo Bernabéu a Saporta al argumentarle la razón de su entrega de la insignia de oro y brillantes.
Saporta fue un adelantado a su tiempo. A la muerte de Bernabéu, antes de elegirse a Luis de Carlos como presidente, Luis Beneyto y otros directivos le dijeron a Saporta que él debía ser presidente. Don Raimundo se negó: “Yo no voy a estar a expensas de que entre o no la pelota”, respondió. Era un buen gestor, una mano derecha inigualable, pero no quería ser presidente. Prefería actuar con sigilo, con discreción, sin el foco encima. Pero nosotros tenemos que poner el foco. fue un hombre muy importante en el club. Pionero, junto a don Santiago, de la formación de la Copa de Europa, el torneo que hizo legendario el Real Madrid y que convirtió en leyenda al Real Madrid.
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