Su apuesta por la juventud como condición imprescindible del fútbol moderno supera todas las expectativas de la dirección deportiva del Real Madrid. Su paso por la Premier le ha hecho convencerse de la revolución que vive el fútbol. Ancelotti comprobó que el poderío físico, la velocidad y la potencia podían con la calidad de los mejores jugadores. Hoy es imprescindible presionar desde el área contraria, robar, no dar un respiro al rival para que no pueda demostrar su talento. Y eso solo se puede hacer con atletas como Valverde, Vinicius, Camavinga, Rodrygo y Militao, que funcionan a un gran nivel los noventa minutos. Miguel, Blanco, Jovic y Santos también forman parte de este salto de concepto. Y no olvidamos a Marvin, una bala por la banda derecha que también se encuentra en el radar del italiano.
El club blanco fichó al técnico para ejecutar el cambio y se ha encontrado con una revolución aún más profunda, porque es el propio Carlo quien cree en el reinado de este fútbol distinto.
Ancelotti ha evolucionado extraordinariamente desde que se marchó del Real Madrid hace seis años. Entonces no realizaba cambios o los hacía muy tarde. No creía tanto en las rotaciones. Sus críticos decían que era un preparador estancado, antiguo. Carletto demostró que no. Dirigió al Nápoles y después fue llamado por el Everton. En Inglaterra vio el balompié del futuro, con la imposición del físico como arma. El análisis es rotundo: si se presiona arriba, el contrario no juega. Es lo que aplica en España. Se ha reseteado de manera impresionante.
Hoy sí cree en los cambios. Ahora piensa en las cinco sustituciones como arma letal y las aplica muy bien, en los momentos precisos. Ha ganado todos sus partidos por el acierto de una faceta, la inyección de adrenalina en el minuto sesenta, en la que antaño no creía.
El «allenatore» vino a hacer el cambio del equipo que le pedía la entidad y lo lleva a cabo de forma valiente, arriesgada en ataque, con cuatro puntas en Mestalla, con todos sus hombres en campo contrario para atosigar al enemigo como norma de cada encuentro. En siete partidos ha introducido a todos los jóvenes y cinco de ellos son titulares, lo que significa que la mitad de cada alineación tiene menos de 23 años y vuela en el césped. Después, a la hora de juego, al contrario que hace seis años, introduce a jóvenes, como Jovic, Blanco y Santos, para dar otra vuelta al poderío físico. En otras ocasiones han entrado en las segundas partes Rodrygo y Camavinga, y el salto adelante fue espectacular.
El objetivo es mantener un alto ritmo físico los noventa minutos, para derrocar al enemigo con la calidad de una plantilla apoyada en un estado biológico envidiable. Ese es otro factor clave del italiano: el futbolista del Real Madrid sabe que debe estar muy bien porque llegan Vinicius, Valverde, Militao y un joven como Camavinga y te quitan el puesto en media hora. Isco, Marcelo, Hazard y Asensio, quien reaccionó ante el Mallorca con tres goles, han vivido en sus carnes ese pase a la reserva ante la explosión de testosterona de este Real Madrid sub 23 que Carletto se ha sacado de la manga.
Blanco: ama nuestra música, el flamenco
«Juega tranquilo y disfruta», expuso Ancelotti a Blanco cuando relevó a Camavinga. El cordobés ya estaba considerado un futbolista de futuro en 2017. Centrado, sereno, es tímido en su vida y líder en el césped. Realiza su misión de pivote con sobriedad.
Fuera del campo, Antonio Blanco es una persona introvertida, a diferencia del carácter que tiene en el campo. Es un chico tímido, elegante y familiar. Es de Montalbán y siempre que puede baja al sur. Ama la música, pero la suya, la nuestra, el flamenco. Una curiosidad: a todos los efectos ha sido internacional absoluto con España, en el partido que jugó la sub 21 en Leganes, reemplazando a la absoluta con etiqueta de absoluta.
Miguel: el abuelo Ignacio y Woody
Su compañero Miguel Gutiérrez es quien ha llegado antes arriba desde la cantera. Lateral zurdo, gran atacante, con una técnica perfecta en el pase, era pretendido por muchos clubes. Renovó hasta 2024 y se le ha mejorado el sueldo desde que jugó con Zidane, quien confió tanto en él que Marcelo se quedó en la suplencia. El espejo y el guía de su vida ha sido su abuelo Ignacio, que falleció hace unos años y no pudo ver lo que soñaba, lo que esperaba, su ascenso a lo más alto. Es un chico tranquilo, muy sentimental y que no va de nada por la vida. No es de estos jóvenes que no pueden vivir sin música. Persona cercana. Estudia tercero de Ciencias de la Actividad Física y Deporte.
Miguel juega mucho al FIFA con sus amigos, aunque su amigo favorito es Woody, su perro. No puede estar sin él. Su guía y espejo en la vida es su abuelo Ignacio. Pese a que falleció hace pocos años, está muy unido a él y cada día le tiene muy presente.
Santos, reguetón y drill
Sergio Santos escenifica un caso parecido al de Carvajal, al de Nacho. El Real Madrid le fichó cuando tenía once años, como alevín, procedente del Leganés. Debutó el miércoles con el primer equipo. «Tengo mucho camino por recorrer», decía este chico de barrio, de calle, que fuera del balón tiene mucha afición por la música, especialmente el reguetón y el drill.
Santos pasa mucho tiempo con su entorno, con sus colegas de siempre. No tiene grandes aficiones, salvo la música, especialmente el reguetón y drill. Cuando tiene tiempo se escapa al norte de España a disfrutar de la naturaleza fresca y verde.
Camavinga rompe el molde. A los 18 años se ha comido el campo y a la afición del Real Madrid. El club está sorprendido ante el liderazgo mental de este chaval que pide la pelota, reparte el juego y abarca tanto terreno que obliga a sus compañeros a jugar por los flancos o delante de él, porque entra duro al rival, roba el balón, da pases en profundidad y regatea con una velocidad metros espasmódica.
La evolución de Rodrygo, a quien se nota que Pintus ha metido músculo, es otra meta del cuerpo técnico. Su regate y su facilidad para el gol hay que explotarla. Es un delantero que requiere minutos.
Ancelotti es el responsable de una transición que marcha mucho más rápido de lo que se auguraba. Los sub 23 se han hecho con el poder para quedarse.
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