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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

Al final quien ganó fue Casillas

Tomás González-Martín el

“Mucha suplencia, mucha crítica, pero al final el que ha ganado es quien tiene los galones conseguidos en el campo desde hace mucho tiempo, Casillas”. La frase lapidaria la expuso ante ABC un profesional del Real Madrid. Tenía razón. Mourinho tuvo a Íker medio año en la suplencia. Ancelotti continuó una temporada con el madrileño como segundo plato, aunque levantara las guindas de la campaña, la Champions y la Copa del Rey. Pero el portero que se marchó el verano pasado fue Diego López. Y el capitán volvió a ser titular. Después llegaron los silbidos por sus actuaciones contra la Real Sociedad y el Atlético. Y finalmente se produjo la normalidad. El guardameta por antonomasia del Real Madrid del siglo XXI volvió a asentarse en el puesto. Casillas ha regresado. Y los técnicos sonríen al verle entrenar. “Ha recuperado ese aura de imbatible que ha definido su carrera. Los porteros necesitan esa creencia irreal, aunque basada en hechos, de sentirse insuperables. El santo, el milagroso. Todo eso, en el fondo, hay que sentirlo dentro para rendir al máximo, aunque no sea objetivamente real porque nadie es imbatible”, señalan los entrenadores del club.

Duice el capitán que todo lo que ha sufrido durante año y medio le ha venido bien ahora para recuperar toda la ilusión por volver a ser el mejor guardameta del mundo. Fue la diana de toda clase de críticas a lo largo de dieciocho meses, desde diciembre de 2012 a mayo de 2014, que afectaron a su familia. El nombre de Casillas fue introducido en todas las polémicas del Real Madrid. El mostoleño era la comidilla para echar salsa cuando no había ingredientes. Era el recurso fácil para rellenar una tertulia diaria. Ya ha superado esa etapa. Y sigue vivo. Tanto golpe ha supuesto que se haya prometido ser de nuevo el número uno a los 33 años. Ahora piensa que es posible. Se entrena como cuando tenía 16 años. Sabe que se ha subido al último tren de la gloria y hay que aprovechar este viaje al máximo.

El sábado puede conquistar el título que le falta al Real Madrid y, por ende, al propio capitán. Desea aumentar ese palmarés envidiable. Ha recuperado la aureola de San Íker, un santo que el Vaticano no ha reconocido todavía. Este Papa argentino puede que lo apruebe, aunque sea forofo de San Lorenzo. Casillas observa todo lo que le ha sucedido con la distancia que otorga la experiencia. No se ofuscó en esa dura etapa de ostracismo en el campo, que no mediático . Sigue siendo el mismo de siempre, humilde. Nunca se lo creyó.

El propio capitán siente en sus carnes esa victoria de su superioridad como guardameta. Después de año y medio de acoso, el que continúa en el Real Madrid es él. Será por algo.

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