Tomás González-Martín el 25 sep, 2016 Cristiano le dio la mano a Zidane cuando el entrenador le cambió en el minuto 70 tras dar el 1-2. El portugués le devolvió el saludo, pero no le miró. Estafa enfadado. Lógico, es una estrella y la lesión sufrida en la final de la Eurocopa le hizo comenzar la temporada un mes más tarde, en septiembre, y aún no ha encontrado su puesta a punto. El enojo era una reacción normal. Un futbolista siempre quiere jugar y no le gusta ser sustituido, porque evidencia que no lo has hecho bien. Que no eres imprescindible. Y Ronaldo se considera un jugador necesario. Ese es su aura desde hace dieciséis años. El técnico francés sacó a Lucas para entrar por su banda derecha y taponar esa zona cuando no tuviera el balón. Había que sujetar el 1-2 y el trabajo destructivo nunca lo hará Ronaldo como lo ejecutan Morata y el extremo gallego. El empate final de Las Palmas radicalizó el interés de esa secuencia del enojo de Cristiano con su jefe. Fue el enfado del momento, del egoísmo natural del jugador. Todos lo son. Bien lo saben los entrenadores. Para Zizou es bueno que su futbolista se moleste por ser relevado. Quiere que todos sus hombres se amarguen cuando les cambia, salvo que sea una sustitución pensada para el siguiente partido. Eso hizo el francés, sentar a Ronaldo en el minuto 70 porque le necesita fuerte el martes en Dortmund. Muchos aprovechados hablan ahora, después de conocer el marcador, para decir que Ronaldo siempre te puede solventar los puntos, como vimos ante el Sporting de su país. Tras el 2-2 del conjunto canario, ese hecho que es el más normal del mundo, la molestia demostrada por un jugador con sus gestos al ser cambiado, se ha transformado en objeto de polémica. El enfado, un hecho positivo, pues implica que el fútbolista desea jugar, se convierte en tertulia de bar. Más quisiera Zidane que todos los jugadores tuvieran el ansia de triunfo de Ronaldo. Esa ilusión con 31 años que es la misma que sentía cuando el United le fichó. Ese es su secreto. Y para tener esa moral de victoria tienes que enfadarte cuando las cosas salen mal. Y enojarte cuando el entrenador te sienta. Si te da igual, malo. Y eso ya lo hemos visto muchas veces. Mucho mejor que el técnico vea enfado a notar la indiferencia del profesional. Algunos quieren buscar en este hecho un enfrentamiento personal entre Zidane y Cristiano. Pinchan en hueso. Zinedine no se casa con nadie y no le hace la pelota a nadie. Y el portugués lo sabe. Otros temas Comentarios Tomás González-Martín el 25 sep, 2016
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