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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

Sergio Ramos no se vende

Tomás González-Martín el

Que quede claro como el caballo blanco de Santiago: El Real Madrid no piensa desprenderse de su primer capitán, Sergio Ramos, como los portavoces interesados han querido propagar. Ha sido el futbolista quien manifestó su deseo de marcharse al recibir una presunta oferta personal del Manchester United para cobrar diez millones de euros anuales. Pero en España se estila habitualmente una realidad que no se produce en otros países: los contratos se firman y después no se quieren cumplir, parece que son papel mojado. Y están para cumplirse. Por ese se ponen cláusulas de rescisión. No lo decimos intrínsecamente por el caso de Sergio. Es una percepción general. Di María, por ejemplo, renovó en 2013 y pedía más dinero en 2014. Hasta que se fue. ¿para que firmó antes, entonces?

Ramos rubricó en 2011 un contrato hasta 2017. Y tiene una cláusula de rescisión de 200 millones de euros. El anhelo del Real Madrid es que su capitán renueve y se retire en la casa. Entidad y futbolista volverán a dialogar, tarde o temprano, en busca de un pacto de futuro.  

No es cierta esa frase que muchos presidentes manifiestan con tal de justificar una venta deseada: “Los futbolistas juegan donde quieren”. No es verdad. Cuando un profesional es dejado marchar por un club, sin que le paguen la cláusula, es porque los dirigentes quieren cobrar el dinero fresco. Porque le viene bien a sus arcas. Hay que saber otra clave de este asunto: si un futbolista posee una cláusula de 200 millones y otro equipo pone esa cifra sobre la mesa, el futbolista solo se irá si él quiere. No está obligado. Ya está bien de fábulas de opereta de los directivos para traspasar un futbolista. Cuando se van es porque los directivos quieren. Nada más. Y el Real Madrid no quiere que Ramos se marche de su plantilla. Y no lo permitirá. Salvo que el Manchester United ponga 200 millones más un euro, superando la cláusula. Y Sergio quisiera irse. Hay que explicar este dato, también fundamental: cuando un club abona una cláusula, es porque el jugador está de acuerdo en marcharse. Si el profesional no lo desea, no se va a ningún lado.

Ramos tiene contrato hasta el año 2017 y el club desea su continuidad hasta 2020, cuando tendría 34 años. La entidad ya le propuso extender su acuerdo el año pasado, nada más conquistar la décima Copa de Europa. Las diferencias económicas impidieron un convenio que club y futbolista deberán renegociar de nuevo en el objetivo de conseguir que el futbolista siga en la casa donde triunfó y donde se hizo el mejor central del mundo. Ramos manifestó antes de partir hacia Australia que no había negociado con nadie. Oficialmente no puede hacerlo, porque tiene contrato en vigor. Solo pueden hacerlos los clubes. 

Benítez cuenta con Sergio. Y el Real Madrid también. El defensa dialogó con José Ángel Sánchez hace un mes y expuso su enfado por la imagen de pesetero que rodaba en el ambiente. El Real Madrid le ofrece una ficha de siete millones netos hasta 2020. El primer capitán del plantel pide diez anuales. Si ambas partes rebajan la tensión precedente, podrán alcanzar una entente. Tienen dos años para hablar. En todo caso, el central posee contrato hasta 2017 y el Real Madrid hará que se cumpla ese contrato.

Lo ideal es que un jugador se encuentre a gusto en un equipo. Ramos, hasta ahora, lo había estado siempre. En el último año es cuando han surgido divergencias que ahora deben saldarse. Si la diferencia económica fuera definitivamente insalvable, porque el futbolista mantuviera que desea recibir diez millones anuales, y no acepta la oferta del Real Madrid, pues se marchará en 2017, cuando haya finalizado su contrato con 31 años. Falta un mundo. Dos temporadas.

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