La Escuela de Guerra es una de esas instituciones desconocidas del Ejército. Y, claro, con la palabra «guerra» de por medio lo primero que le espetan a uno (caso real) cuando admite que va a realizar un curso en tal centro es el manido: «Eso suena fatal, ¿no?». Alergias semánticas al margen, durante la semana pasada un grupo de 20 periodistas realizamos el cada vez más demandado (y afamado) Curso de Corresponsales de Guerra, que transcurrió ya por su décima edición.
No es que el curso convierta al periodista en cinco días y de la noche a la mañana en un corresponsal de guerra: ¡que nadie se lleve a equívocos, que en eso se convierte uno recorriendo el camino!. Sin embargo, sí ofrece una enseñanza complementaria y básica a los periodistas en aspectos tales como primeros auxilios, conducción en zonas de riesgo, consejos de autoprotección, calidades de chalecos antibala y antifragmentos, distinción de diverso material bélico, relación medios de comunicación-militares en una zona de operaciones o en «empotramientos» permitidos ahora por el Ministerio de Defensa, etc.
Además, y he aquí el meollo e interés primordial del curso, permite a los periodistas comprobar cómo trabajan los militares cuando se despliegan en algún conflicto o guerra. ¿Sabían que emplean botes de humo de colores para comunicarse en un asalto urbano, por ejemplo?, ¿cómo distinguir un fusil HK G36 de la ametralladora reglamentaria MG 42?, ¿un desembarco en operación helitransportada cómo se efectúa?, ¿sabrían vestirse con su reglamentario traje de NBQ en caso de presenciar un ataque químico?, ¿diferencia entre un campo de minas e indicios de IEDs, el arma más peligrosa en Afganistán?… Esas son algunas de las preguntas a las que obtuvimos respuestas profesionales.
OPERACIÓN NOCTURNA EN LOS ALIJARES (TOLEDO)
El programa del curso de este año incluyó, como siempre, el «empotramiento» de los periodistas en una operación nocturna. Esta vez fue en el campo de maniobras y tiro de Los Alijares (Toledo), perteneciente a la Academia de Infantería, donde pudimos unirnos a un ejercicio -ya programados con anterioridad- del Regimiento de Infantería Ligera Palma Nº47 que durante la semana pasada se preparó para una posible misión en el exterior en el citado campo toledano.
Desplegadas en el país imaginario de Zumendia, las tropas españolas deben desalojar a una familia de una minoría étnica que está siendo asediada por el resto del poblado donde se encuentran. Bajo el paraguas de la ONU, las fuerzas españolas actúan para poner «paz» (esto ya suena mejor, ¿verdad?). La misión esa noche consiste precisamente en «rescatar» a dicha familia que facilitó además valiosa información a las tropas españolas.
LA AUTOCRÍTICA Y «LECCIONES APRENDIDAS»
Nos empotramos con el pelotón que precisamente tiene la misión de adentrarse en la casa y sustraer a la familia sin que el poblado se vea alterado. Es la denominada «Operación Degollada». Finalmente: misión cumplida. No sin que el pueblo te soliviante hasta el punto de que en la madrugada se efectúe un ataque contra la base española.
En ese ejercicio tuvimos el placer de conocer el liderazgo del teniente Foca, el proceder del sargento primero Murdock o el sargento Bosch (con quien, por cierto, ya coincidimos en Afganistán en Aspfor XXXII). Después, asistimos a una pequeña sesión de «autocrítica» y lecciones aprendidas donde los propios militares valoraban el transcurso de la operación. En el ejercicio los militares también aprenden qué es eso del «empotramiento» y como lidiar con nosotros.
El Curso de Corresponsal de Guerra de esta institución militar (cuya sede se encuentra en el madrileño Argüelles) es único en su ámbito. Ni civil ni militar existe otro curso de estas características. Así lo reconocieron periodistas consagrados en conflictos como José Antonio Guardiola (TVE), Miguel Ángel de la Fuente (TVE) o Rosa Meneses (El Mundo) que clausuraron las jornadas al rebufo de sus experiencias.
Me consta que este año recibieron en el Ejército de Tierra unas 120 solicitudes para las 20 plazas citadas. Hay cada vez mayor demanda. Será la crisis que está empujando a muchos periodistas a hacerse «freelance» y este curso ayuda para cubrir ciertas dudas, serán las revueltas árabes que han desencadenado un nuevo «boom» de este género periodístico o será, sin más, la curiosidad de acercarse a una Escuela que, dependiente del Mando de Adiestramiento y Doctrina y con el buen hacer del teniente coronel Benito, año tras año ofrece a la profesión periodística algo de asesoramiento en el peor de los escenarios posibles: la guerra.
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