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Blogs La polvera por Teresa de la Cierva

He probado el masaje con bolas chinas

He probado el masaje con bolas chinas
Teresa de la Cierva el

Conocí a Chelo Candenas ‎hace más de 20 años (que mayor me hacen estas cosas) en un pequeño centro de la calle Rodriguez Marín.  Desde entonces, la he visto “crecer”, en todos los sentidos. Físicamente, no han pasado los años por ella, pero profesionalmente han pasado muchos. Y le han  sentado muy bien.

Siempre tuvo mucha ilusión, y sobre todo muy buenas manos. Hace unos días pude comprobar que ambas cosas seguían intactas.

Llevaba siglos sin pasar por su centro. Esto de estar todo el día persiguiendo las novedades me hace olvidarme de visitar a las “veteranas”. Por eso decidí poner remedio, y fui a verla.

¿Qué te apetece probar?, me preguntó

El tratamiento con el que estés más contenta en estos momentos”, le respondí.

Habría podido apostar que sería un facial –siempre han sido lo suyo- y que las manos participarían de alguna manera –también está muy orgullosa de ellas-, y no me equivocaba.

Imaginaba que utilizaría productos naturales, biológicos y orgánicos con activos procedentes de flores, minerales, activos marinos… Frase típica de Chelo: “Las plantas y las algas nunca me fallan, y con ellas consigo aportar la belleza y luminosidad que me gusta en la piel”

Pero lo que no esperaba que es que me fuera a dar un masaje con bolas chinas!!!

 

 

Ni se te ocurra llamarlo así”, me advirtió. “Llámalo masaje mecánico sin corriente, por favor”.

Pero, ¿alguno de vosotros habría podido resistirse si fuera yo?

Lo siento, Chelo, pero es demasiado bueno el titular como para dejarlo pasar.

Como demasiado bueno fue el masaje como para no escribir de él. Y no lo digo (solo) para hacerme perdonar!

Primero, las manos de las que tanto puede presumir, me dieron un masaje facial de remonte estupendo (media hora larga). Con mano fuerte –que no es lo mismo que dura- y la presión justa. Empezamos bien.

Y, cuando ya esperaba una mascarilla relajante, como “fin de fiesta”, llegaron las mencionadas bolas. Y empezó la auténtica “juerga”! El masaje tomó ritmo, y para arriba, para abajo, para el centro, y … para arriba otra vez!!!

Así, otra media hora larga.

 

¿El sentido de las bolas?

Las esferas chinas –en realidad se conocen así- son una técnica procedente de China, de la dinastía Ming (para que luego digan que Chelo es moderna…).

La historia (¿leyenda?) cuenta que un artesano, inspirado por un sueño, fabricó unas esferas huecas e introdujo en su interior un diapasón musical, que producía en cada una de ellas un sonido diferente, uno agudo (Yin) y otro grave (Yang). Este instrumento equilibraba la disonancia de los campos energéticos, haciéndolos entrar en consonancia, y de esa forma se podían prevenir o  curar diferentes tipos de dolencias. La noticia llegó a oídos del emperador y éste, maravillado con el invento, invitó al artesano a palacio para que perfeccionara las bolas, afinando el sonido con los materiales más nobles. Y así, se convirtieron en uno de los tesoros más preciados de la Corte Imperial.

Hoy se calcula que estos accesorios producen entre 20 y 48 vibraciones diferentes (efecto relajante a tope)  y se sabe que la rotación de estas esferas por la piel produce múltiples beneficios, como la mejoría del tono muscular y el fortalecimiento de los huesos. 

Yo solo he probado esta vez las bolas chinas, pero dicen, que genera adicción…

Si alguna vez me pierdo, ya sabéis donde buscarme!!!

 

¿Dónde? Hermosilla, 71. Madrid. + (34) 914 35 50 35

PD: en el centro tienen todos los tratamientos habituales, desde limpiezas de cutis, a todo tipo de tratamientos faciales y corporales, pedicura y manicura, depilaciones…

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