La flacidez es mi obsesión. Y mi caballo de batalla. No sufro en absoluto con mis arruguitas –hasta me gustan mis patas de gallo porque son el reflejo de que la vida me hace sonreír – y afortunadamente no tengo manchas. Pero no soporto ver como la fuerza de gravedad está empezando a hacer mella en mi piel.
Como la doctora Amaya San Gil sabe de mi fijación por la firmeza, me llamó para ver si quería probar una técnica a base de hilos tensores con la que estaba teniendo unos resultados estupendos para corregir el descolgamiento de la piel (en Japón es la Top 1 de la medicina estética desde hace tres años).
Con lo prudente (y miedosa) que soy para estas cosas, rechace su amable ofrecimiento (a pesar de que me encanta esta doctora), pero fui a ver en qué consistía el proceso en el rostro de una amiga.
Se trata de unos hilos de polidioxanona (V-Lift pro), que se introducen con una fina aguja en la piel permitiendo tensarla y levantarla. De momento esta especialista está utilizándolo en el rostro con éxito, y probándolo en brazos, cara interna de los muslos y glúteos.
Para hacerlo más entendible os dejo un video muy gráfico:
Esos “plastiquitos” que veis re retiran, y los hilos quedan dentro de la piel, completamente imperceptibles incluso para el que los lleva. Se reabsorben a los 5 meses, y el efecto se mantiene durante un año.
Aunque parece doloroso no lo es porque mientras dura el proceso, la paciente está inhalando una anestesia local que, según Amaya, produce el mismo atontamiento que se tiene con una copa de más (mi amiga me confesó que ella prefiere el efecto de las copas, pero que no le dolió, aunque tampoco fue agradable).
Bastó con una sola sesión de 30 minutos (aunque si el resultado es insuficiente se puede repetir) y Sandra salió de la consulta con la cara algo inflamada.
Al día siguiente tenía algunos moratones, que desaparecieron a la semana. Y dos meses más tarde, visto el resultado, ¡no sé si me arrepiento de haber dicho que no…!
Una técnica parecida la realizan el Dr. Pedro Jaén, jefe de servicio del Hospital Ramón y Cajal y el Dr. Luis Ríos y Dra Rosa del Río de la Clínica Grupo de Dermatología Pedro Jaén. Estos médicos colocan otros hilos de ácido poliláctico (Silhouette-Soft) que incorporan unos conos que se “anclan” dentro del tejido, permitiendo tensar y levantar mejillas, cuello, la cola de las cejas…
El procedimiento es un poco más agresivo, pero el resultado también más duradero (2 años). Para este médico, las grandes ventajas son que no estamos hablando de una cirugía, la cara queda natural (no cambia la expresión, ni el volumen), el ácido poliláctico es reabsorbible y además, diversos estudios han demostrado que el ácido poliláctico tiene la capacidad de generar colágeno en nuestra piel. Por lo tanto, aunque los hilos se reabsorben en 24 meses, la producción natural de colágeno que ha generado en la piel del paciente perdurará.
En cuanto a las sesiones, a juicio de Jaén (que es siempre muy sensato), la mejor opción es no colocar muchos hilos en una sesión, sino ser menos invasivos, y tras colocar el primero, evaluar a los tres meses si es necesario otro, así sucesivamente. “De esta forma podemos observar la forma en la que el hilo ha modificado las líneas de tensión en la piel e ir moldeando el rostro con cierta periodicidad, donde sea necesario”, explica Jaén.
¿Precio? Entre 400 y 600 euros, la técnica de Amaya San Gil, y a partir de 600 euros el sistema del doctor Jaén.
Clínica de la doctora Amaya San Gil: Capitán Haya, 58. Madrid. (+34) 915707083
Clínica del doctor Pedro Jaén: Cinca, 30, Madrid. (+34) 914317861
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