Hace unos días escribía en el blog sobre la importancia de la primera impresión en una entrevista de trabajo. Si superas con éxito los tres primeros minutos tienes ya mucho ganado.
Después, tras el habitual repaso a tu historial profesional y la lista de posibles contactos en común, el entrevistador necesitará conocer si (como futuro empleado) cuentas con las tan buscadas habilidades de comunicación, empatía, inteligencia emocional y liderazgo que aportarán valor a la compañía. Y para ello, puede plantearte preguntas clave que no deberían pillarte por sorpresa.
Si te has informado en la web sobre las actividades de la empresa, sus valores corporativos y la definición del puesto, no te resultará difícil contestar a preguntas como ¿Qué es lo que te atrae de la compañía? ¿Qué crees que puedes aportar? Cuando prepares estas preguntas ten en cuenta que las empresas buscan profesionales que (además de ser competentes) encajen en su cultura y valores.
Por esta razón, es posible que te planteen algunas cuestiones para evaluar cómo te desenvuelves en el ámbito profesional, tales como: cuéntame la mejor negociación que has realizado; dime una situación en la que hayas optimizado un proceso; cuál ha sido la vez en la que tomaste las riendas de una situación compleja y obtuviste resultados óptimos.
Estas mismas preguntas de comportamiento pueden también ser planteadas en negativo, por ejemplo: cuál es tu peor defecto; qué situación laboral te ha supuesto la mayor dificultad; háblame de un proyecto en el que fracasaste y dime por qué fue. Éstas son las que resultan más difíciles, prepáralas con antelación y responde con dosis medidas de humildad y sinceridad.
Es clave mantener seguridad en las respuestas, acompañándolas con un adecuado lenguaje corporal, así que no dudes en ensayar con un amigo-a, o si lo prefieres en soledad ante el espejo. Abandona cualquier complejo. Cuando estás buscando trabajo y consigues una entrevista personal, has alcanzado un primer hito que no debes desperdiciar. Dedícale tiempo.
mundo laboral Maria C. Orellanael