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Blogs Tareas pendientes por Maria C. Orellana

La difícil aventura de llegar a ser una tenista profesional

Maria C. Orellanael

 

En estos días en que el mundial de fútbol masculino quita el sueño a la mitad de la población, se celebra discretamente en Madrid el torneo internacional de tenis femenino ITF (International Tennis Federation). Digo discretamente, pero sería más exacto decir que transcurre en secreto, porque no he leído ni escuchado nada sobre el evento en ningún medio. Cuesta encontrar una referencia en Google y ¡ni siquiera la página web del club anfitrión, la Ciudad de la Raqueta, lo presenta en su portada!

Y es que el tenis femenino español no interesa al público porque los medios no lo comentan, las administraciones públicas no lo promocionan y poquísimas empresas los esponsorizan. Parece increíble que haya dado magníficos números uno del ranking mundial como Garbiñe el año pasado o anteriormente Conchita y Arancha.

Por casualidad hoy he podido asistir a un partido de la ronda previa entre la madrileña María Gutiérrez Carrasco y la argentina Victoria Bosio. He disfrutado increíblemente del buen juego y el esfuerzo de ambas en un partido sin paneles ni recogepelotas y solo una docena de espectadores en la grada.

Carmen, la madre de María, dirige en el club de tenis El Hangar el proyecto “tenistas de Madrid” para apoyar al tenis femenino y su trabajo no es fácil: a los retos propios del deporte (cinco horas de entrenamiento al día que su hija compagina con los estudios de diseño gráfico a distancia) se suma el esfuerzo económico que deben hacer las familias de niñas tenistas. Por la escasez de torneos femeninos en España (casi la mitad que los masculinos), las chicas se ven obligadas a salir, con el consiguiente coste añadido. Porque ellas necesitan una habitación adicional para sus entrenadores, hombres en su mayoría, y porque a menudo el país de destino recomienda que las niñas lleven acompañante, como es el caso de Egipto, Turquía, Túnez… La federación sólo subvenciona con 60 euros cada partido ganado, sea en Madrid, Valencia o en Estados Unidos. Muy pocos son los patrocinadores (aunque en este caso han contado con la ayuda de Itra Mercedes). A lo sumo, alguna marca regala de vez en cuando una raqueta a las jugadoras.

Os invito a que, como yo, os paséis alguno de estos días a ver de cerca el espectáculo del tenis femenino, con golpes geniales, tierra roja en la ropa, gritos de triunfo o de desesperación… Y lo mejor: es gratis.

 

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