Se lleva decir que para conseguir una meta solo tienes que desearlo mucho y trabajar duro en pos de ella. Siguiendo los teoremas matemáticos, a mí ésta me parece una condición necesaria, pero en absoluto suficiente. Mi padre siempre ha dicho que la oportunidad es el factor que a menudo define la vida profesional de la gente. Pero últimamente he visto a varias mujeres de mi entorno dejar pasar oportunidades laborales únicas, porque creen que “no van a estar a la altura”, “no van a poder con las obligaciones familiares y un trabajo que suponen más exigente”, “no tienen los conocimientos suficientes que se necesitan para el puesto”, “van a estar expuestas a las críticas de sus ahora compañeros y futuros subordinados”… Yo les digo que no le den tantas vueltas y se dejen llevar.
El día del trabajo es un buen momento para pensar en cuáles son nuestras metas laborales ¿Cómo puedes saber de lo que eres capaz profesionalmente y conseguirlo? Yo tengo algunas ideas al respecto.
Obviamente, la primera es creer en ti. Si tú misma no te visualizas como jefa ¿cómo quieres que otros lo hagan? Al realizar este ejercicio, deja de lado la racionalidad y sé un poco soñadora: si no te pones metas altas, no vas a tomar impulso suficiente para subir.
No te pongas barreras que aún no existen: ¿y si quiero ser madre? ¿y si no encuentro quién me ayude con los niños cuando mi horario laboral sea más extenso? ¿y si mis padres me necesitan más tiempo cuando envejezcan? Cuando lleguen los posibles problemas logísticos, si llegan, tendrás que gestionarlos, pero cada día tiene su afán.
Sal a buscar las oportunidades: consulta nuevas posiciones laborales en tu empresa, pregunta, haz networking, busca un mentor. Si te quedas en la cafetería charlando de pequeñeces con las compañeras, no esperes que te vengan a ofrecer el super puestazo.
No pienses que los errores del pasado van a repetirse: al contrario, los fracasos nos enseñan más que los éxitos.
No busques resultados a corto plazo; cuando asumas la nueva posición, mejor enfócate en dar los pasos adecuados. Aunque veo a jóvenes millennials saltando de empresa en empresa para ganar un puñado de euros más en cada cambio, la vida profesional tiene que ser una carrera de fondo.
Creo que el miedo suele atenazar a muchas mujeres cuando se enfrentan a su futuro laboral, pero la pregunta es ¿quieres ser de esas abuelas que rememoran lo que pudo ser y no fue, volcando las culpas en el sesgo machista de la sociedad, obligaciones familiares, padres o maridos que no las apoyaron, oportunidades que no se presentaron…?
El día del trabajo es un buen momento para pensar en cuál es tu meta laboral y trazar un plan para perseguirla.
mujermundo laboral Maria C. Orellanael