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Blogs Enciende y Vámonos por Rosa Belmonte

Quiero ser un pony (y la compresa en la frente)

Rosa Belmonte el

Princesas de barrio son como las chicas de Sin tetas no hay paraíso. Un espanto. Pero, eso sí, unas son más espantosas que otras. Aunque todas van a ver a Camela. Dejaría en un equipo a Marta y Paqui y en el otro, a Jessy e Iratxe, que dentro de lo malo y lo deprimente que puede ser la existencia humana de los otros vista en televisión, tienen alguna gracia (si te conciencias de que no estás viendo excelencia). Porque Marta, que fue pretendiente de Rafa Mora en Mujeres, hombres y viceversa (la de las “gafas de Bartolo”), es de empezar a darle mandobles y no parar. Tiene 19 años, es gogó y está empeñada en que su madre le pague una operación para ponerse culo (ya le pagó las tetas) y como la madre dice que no, está pensando en donar óvulos (“¿y si viene aquí una tía muy fea, muy fea, muy fea?”, es su pregunta a la que la atiende en la clínica). En cualquier caso, para quienes piensen que algo de treatrillo hay en el chonireality (también lo había en Mujeres Ricas, que se recreaban en las boutades), es evidente mirando a Marta en MHYV y en Princesas de barrio. En algún sitio hay teatro. ¿Y si entonces su “culete” le gustaba a Rafa cómo es que ahora no tiene?

 O  a Paqui, que tiene dos registros, el de guarrilla y el de estrella de la música (canta en una orquesta y quiere ser Bisbal o Chenoa). En el primer programa tuvimos la boda de Paqui (postizo, manicura francesa, escote palabra de honor que se subía finamente y la celebración donde se veía a una chica con una compresa pegada en la frente). Y sus preparativos: “Estuve tres meses sin sexo para llegar a la noche de bodas virgen... Recomiendo estar tiempo sin darle porque eso merma y se puede cerrar” (estrechez anatómica que explicaba con las manos). Y luego contó la noche de bodas: “El interés lo teníamos. Pero, mira, me quitó el postizo y es que parecía un cipote… Mira, mira. Y estábamos muy cansados”. Pero para hablar de su carrera de cantante se ponía intensa. Y tan intonsa como siempre.

 Jessy, la manipuladora de aerosoles, que tiene un hijo que le cuida la abuela y se compró una Thermomix, tiene su punto  (“¿Qué coño es el curry?”). Pero la gran estrella resultó Iratxe. Es como Mariana Nannis en el primer Mujeres ricas, la que más destaca (me falta saber quién es Mar Segura porque a veces la veo en Paqui y a veces en Jessy). Iratxe está en el paro y estudiando, cuando va, para sacarse el graduado. Ahora es ni ni. Las otras piensan de ella que está como una cabra. Un numerazo, vaya. Como el programa. ¿Y eso de quedar en un almacén de pelo humano?  “Qué pedrá, qué pedrá”, que diría Jessy de ella. Mejor dejo algunas de sus frases (de Iratxe):

-¿Para comprar una botella de lejía necesito saber la tabla periódica? Amos, hombre.

-Me va a bajar la menstruación

-Yo quiero el pelo largo para parecer un pony

-Yo tengo un Fran, como Belén Esteban. Y tengo una vecina traidora, como Belén Esteban. Solo me falta una hija con un torero. Bueno, tengo a mi perra.

Pero qué mal rollo, qué mal rollo si una se pone a pensar en la educación. Que casi me siento mejor viendo Shoah. Si las madres son normales, ¿cómo es posible que hayan salido estas mendrugas?

 

Además. La visita de Ana Rosa a Maria Teresa Campos fue metatelevisiva. De cosas de ellas, de cadenas, despachos y traiciones. Con la Campos interesándose por cuándo firmó Ana Rosa su contrato. Y quedándose tranquila con que fue después de que ella firmara con Antena 3 (por un rebote y para echar a perder su carrera, como dijo).

Además 2. OT. ¿A qué viene poner verde a Ramil por los libros que se come y luego llevar Nocilla a los chicos como si estuviéramos en un Hansel y Gretel musical?

 

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