Las sinagogas son un importante lugar de culto y el centro de la vida judía. Ayer, un grupo de turistas israelíes detuvieron sus pasos junto a la estatua de Samuel ha Leví, en el Paseo del Tránsito de Toledo, e improvisaron una pequeña oración. Presidiendo el acto, una bandera de Israel, que fue instalada sobre la cabeza de bronce del que fuera tesorero del rey Pedro I de Castilla. Hombre muy influyente en Toledo, a él se debe la erección de la cercana y soberbia sinagoga del Tránsito o Museo Sefardí, cuya construcción comenzó a mediados del siglo XIV. Qué mejor lugar para repetir los versos de la Torah, en plena Judería, lejos de su tierra pero en el corazón de una de las ciudades donde los judíos fueron acogidos y respetados hace tantos siglos, como el propio Samuel Leví.
La sinagoga del Tránsito formó parte en aquel tiempo de un complejo que se extendía en parte por lo que hoy es el solar ocupado por el Museo del Greco, que sin duda visitaron los turistas para contemplar el arte del pintor cretense, que todo lo inunda ahora en la ciudad que celebra los 400 años de su muerte. En un pequeño espacio confluyeron durante unos minutos el pasado y el presente, el arte y el credo, el cristianismo y el judaísmo, un fenómeno solo posible en muy pocas ciudades del mundo. Una de ellas es Toledo. (Foto: A.P.Herrera)