Maira Álvarez el 11 mar, 2016 Mariposa monarca. Fuente: bestday.com.mx Pocas cosas hay más estresantes que preparar una boda, sobre todo hoy en día, donde la mujer está incorporada en el mundo laboral y ya no puede, como antaño, dedicarle horas y horas a su enlace. Hay trámites farragosos imposibles de esquivar: cursos prematrimoniales, casar fechas, sentar a la prima con esa tía que tanto aborrece… y luego otros problemas con los que no se cuentan en un principio, y que pueden dar más de un quebradero de cabeza, como es algo tan básico y tan nuestro como tirar arroz a la salida de la iglesia. Todavía hay gente que piensa que una boda no es completa si no se ha arrojado kilos de arroz a los novios (que por cierto, simboliza la fertilidad para los recién casados). Hace años se puso de moda arrojar arroz de colores, una costumbre muy vistosa si no fuese porque la mayoría de los granos ponían perdidos los atuendos de los neo – esposos. Pues bien, ahora, raro es el templo (con la Iglesia hemos topado) que permite tirar arroz al final de la ceremonia. Desengañemonos: las bodas son, muchas veces, un negocio. Se desacraliza el Sacramento para ver sólo el lado mercantil. Entre las razones que dan los párrocos para romper con esta tradición están que luego tienen que limpiar la iglesia, que luego hay misa y la gente mayor puede resbalar, que se junta una boda con otra, que se llena de pobres que quieren recoger el arroz (os lo prometo!). No soy nadie para criticar esta postura, y no pretendo tampoco sermonear a nadie. Es más, esta entrada quiere ofrecer una salida diferente, bonita y romántica a esos novios que se puedan sentir contrariados. Es cierto que ahora se estila arrojar pétalos de flores, o soplar pompas de jabón, pero… ¿habéis oído hablar de las mariposas? Cuenta una antigua leyenda indoamericana que cuando se quiere desear felicidad y cumplir todos los deseos, hay que susurrárselos a una mariposa y después liberarla. Ella, agradecida, volará con el deseo y el amor y la alegría llegará. Según esta leyenda, las mariposas, al ser el único animal que no emite ningún sonido, son los únicos seres vivos que se comunican con Dios. Además, reza el dicho que al no poder hablar, jamás contará vuestro secreto a nadie más. Soltar mariposas al celebrarse la boda es un momento muy especial y convertirá el evento en algo inolvidable. Es una costumbre muy extendida en países como México y Colombia y empieza a verse cada vez más en España. El vínculo creado por los novios y los invitados generará unos pensamientos positivos y buenos deseos hacia el recién estrenado matrimonio. Podéis soltar una mariposa, como algo simbólico, o una suelta masiva, mucho más espectacular. Por favor: no olvidemos que son seres vivos. No se puede ser tan cafre de encerrar a unos pobres animales en una caja y soltarlos de golpe, seguramente habrán muerto en su breve estancia encerrados. Existen empresas especializadas que distribuyen mariposas sin que éstas sufran ningún daño. Casi siempre se trabaja con mariposas monarcas. Como las mariposas necesitan calor y luz para volar, están recomendadas para ceremonias de día o tarde entre los meses de mayo y octubre. Como siempre recomiendo, si queréis una boda de profesional, contratad a profesionales. En este caso, una buena empresa de wedding- planner. ”…cuando quieras desear felicidad y convertir tus deseos realidad, susurra a una mariposa tu petición y entrégale la libertad. Agradecida con tu deseo volará y la alegría y el amor te traerá… …Mariposas, a volar!!!” Bodas Tags arrozBodaCeremonialiglesialeyendamariposa Comentarios Maira Álvarez el 11 mar, 2016