En campaña electoral se suele decir alguna que otra tontería, algunos dirían que bastantes, con tal de engatusar al votante y reclutar su voto. Ningún partido se libra de caer en la tentación de prometer el oro y el moro con tal de llegar al poder. Que se lo digan al PP que, por decir que no iba a bajar los impuestos le cayó la del pulpo después de las elecciones de 2011, y con mucha razón. Otra cosa distinta es que tuviera que elegir entre incumplir su promesa o llevar a España a la quiebra económica y al rescate.
Pero lo último de Pedro Sánchez es ya de esperpento total. Decir que si gana las elecciones, en seis meses habrá agua, luz y calefacción para todos los españoles que no pueden pagarla, es tomarnos a todos por imbéciles. Eso no será posible ni ahora, ni nunca, y ya nos gustaría a todos que fuera verdad. Así que, por su bien, ya podía quitar esta promesa del documento “Sí a erradicar la pobreza, sí al rescate ciudadano” que presentó ayer.
Yo entiendo la ansiedad que tiene que tener el candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno ante la amenaza real de que la coalición Podemos-IU le quita a los socialistas el liderazgo de la izquierda, pero este tipo de promesas le van a quitar todavía muchos más votos.
Haría bien el secretario general de los socialistas en escuchar a Luc André Diouf, el senegalés que ha reclutado para el grupo de expertos que lo asesora, al asegurar en una entrevista en El Confidencial: “No podemos prometer papeles para todos, porque no es posible“. Más claro, agua.
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