No lo recuerdo, supongo que alguna vez habrá sucedido, que un miembro de la oposición, en este caso la diputada popular Beatriz Rodríguez-Salmones, pregunte a una ministra, en este caso la de Defensa, Carmen Chacón (perdon “Chitón”), en la sesión de control al Gobierno del Congreso de los Diputados, por las razones por las que la ministra no convoca ruedas de prensa ni se somete a las preguntas de los periodistas.
Pues esto sucedió el miércoles en el Congreso. La diputada popular tuvo mucha vista (nadie la asesoró, aunque algunos lo piensen así, ya que la ministra se lo puso en bandeja) y llevó a la Cámara una polémica que, hasta ahora, había quedado reducida al círculo de periodistas que siguen la información de Defensa, pero que ha terminado por trascender y poner en evidencia el temor que Carme Chacón (perdón “Chitón”) le tiene a los periodistas que más le pueden poner en un aprieto. Rodríguez-Salmones consiguió lo que los periodistas no pueden, que la ministra hable, porque hay algo a lo que no se puede negar, y es a contestar al Parlamento, faltaría más. Rodríguez-Salmones calificó de “anomalía democrática” la actitud de la ministra y recordó las “vejatorias videoconferencias” a las que acude con el guión escrita y en las que suplanta a los periodistas haciendo ella las preguntas, con nosotros como un elemento decorativo más.
(Para crear ambiente en una foto, sí que damos la talla. Nosotros, señora ministra, también tenemos nuestro “book” con usted. Yo misma, tengo en mi casa un espacio dedicado a las fotos que mi paisano Juan Carlos nos hace en todos los viajes que hemos hecho por el mundo –Afganistán, Líbano, Sarajevo, Yibuti, Yamena, Nairobi, Mombasa– como si la conociera de toda la vida, y no sé si en alguno hemos cruzado más de una palabra. Y no porque yo no quiera, sino porque rara vez se acerca a cumplimentarnos, como hace cualquiera cuando alguien llega a su casa, en este caso al avión de la Fuerza Aérea Española, al que usted tan “amablemente” nos invita, aunque lo paguemos todos con nuestros impuestos).
Después de este largo paréntesis para que el lector sepa de qué le hablo, creo que, a tenor de su respuesta en el Congreso, no sé si hubiera sido mejor que hubiera continuado en silencio, porque decir en público que a los periodistas nos tiene “un altísimo respeto y en alta consideración”, es como el marido que dice en público que quiere mucho a su mujer y después la engaña con otra. Con el agravante que nosotros no podemos pedir la palabra por alusiones y sacarle los colores a la ministra, o contarle un chiste, a ver si al menos es capaz de reíse con nosotros, que somos gente estupenda y con mucho sentido del humor. Quizás si nos frecuentara más se daría cuenta de que no tenemos tanto peligro.
La intervención de Chacón no tuvo desperdicio, en vez de decir que es verdad, que le damos alergia e incluso un poco de sarampión, se fue por los cerros de Úbeda y se escudó en que ella ha comparecido 89 veces en el Congreso para responder a cuestiones de todo tipo. Que no, que no es eso. Y como a los políticos les gusta cerrar sus intervenciones con el manido “y tú más” le pidió a la diputada popular que le dijera a “Doña Dolores de Cospedal que deje de hostigar, acusar y perseguir a periodistas independientes”. Por cierto, no sé si esa misma instrucción se la habrá dado a algunos miembros de su equipo, que también han acosado a periodistas independientes.
Como me cuentan que la ministra lee este blog, y algunas veces hasta esboza una sonrisa, solo decirle que no se moleste por el apelativo de Carmen “Chitón”, que ha terminado calando entre todos los compañeros de los medios de comunicación. Al fin y al cabo es solo una nota de humor para rebajar la tensión de las difíciles relaciones entre políticos y periodistas, para reírnos de nosotros mismos, que es la forma más inteligente de relacionarnos.
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España Paloma Cervillael