“¿Hasta cuando va a prolongar este calvario y esta agonía estéril?”. Rajoy le colocaba una y otra vez la muleta al presidente Zapatero para que, de una vez por todas, se enfrentara hoy al toro de las elecciones anticipadas y anunciara su adelanto, aprovechando la celebración del debate del estado de la Nación. Pero no, el presidente del Gobierno se revolvía y embestía al líder de la oposición con la crítica, en forma de pitones astifinos, de que esa era su única idea, su única propuesta, su único argumento. Todo eso para no rendirse y decir que ya se va, que esta aventura se ha acabado.
Mientras él se negaba y se aferraba a su promesa de agotar la legislatura, su mujer, Sonsoles Espinosa, sentada a la izquierda de la tribuna de prensa, lo miraba con ternura casi queriéndole decir: “Anda, José Luis, deja todo esto y vámonos de aquí”. Hasta hubo un momento, cuando la bancada popular apretaba en sus interrupciones a Zapatero, en el que Sonsoles hacía gestos para que el presidente Bono o el Grupo Socialista saliera en defensa de un Zapatero acorralado por la euforia popular.
El debate de hoy ha dejado desnudo a un Zapatero que, en vez de hablar del estado de la Nación, se ha limitado a desgranar las medidas que ha adoptado para intentar frenar la crisis económica, pero sin decir ni una palabra de sus resultados. Digo yo que hoy la máxima representación del poder legislativo, el Congreso de los Diputados, se reunía para conocer los efectos de estas medidas, para saber si han servido para algo, no para asistir a un mitin electoral de lo que ha hecho el presidente. Ya es hora de rendir cuentas.
Comprendo que para Zapatero era muy difícil torear hoy en esta plaza. Con un país sepultado por una crisis económica sin precedentes, con una oposición elevada a los altares por las urnas municipales y autonómicas y con un presidente en retirada que se resiste a escribir la última página de su historia políitica. Quiso tener un lugar en la historia como el hombre de paz, que pudo con ETA, y la banda ha terminado bajo su mandato entrando bajo palio en las instituciones vascas (ni una palabra de Bildu hoy en su discurso). Quiso pasar como el garante de los derechos sociales y ha terminado aprobando el mayor recorte social de la historia de España (aunque hoy en su discurso seguía empeñado en hacernos ver lo contrario). Quiso ser el gobernante que liderara la salida de España de la crisis y ha terminado por mandarla al vagón de cola de la recuperación en Europa.
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España Paloma Cervillael