A estas alturas nadie con sentido común duda de que para hacer frente a una crisis como la del Covid-19 se pueden cometer errores. Es lo normal porque nadie es perfecto y mucho menos ante un fenómeno tan desconocido como el que estamos padeciendo. Pero lo que no es normal es que todo un vicepresidente de un Gobierno socialcomunista, como es Pablo Iglesias, para salvar su pellejo arroje a la cara de los demás a los ancianos fallecidos en las residencia, como ha hecho en Madrid.
Que hable de un “crimen” atribuyéndoselo al Gobierno de la Comunidad de Madrid, al frente del cual está el Partido Popular y Ciudadanos, es un juego sucio que se le puede volver en contra. Porque si aplicamos esa teoría al Ejecutivo del que forma parte ¿cómo llamamos a los más de 40.000 fallecidos en toda España? ¿una masacre?
La irresponsabilidad de Iglesias no tiene límites porque no vale todo para hacer política, sobre todo porque si hablamos de fallecidos en residencias, Madrid ocupa el penúltimo lugar entre todas las comunidades autónomas. En Madrid fallecieron el 32% de los ancianos, frente al 85% de Aragón, donde gobierna el PSOE o el 85,2% de Extremadura.
El papel de Iglesias en esta triste batalla por salvar a los ancianos lo explica muy bien la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, este domingo en una entrevista en ABC: “Iglesias nunca llamó para ayudar y siempre que pudo echó gasolina“.
Incendiarlo todo para después intentar sacar réditos de las cenizas es lo que ha hecho Pablo Iglesias con la cooperación necesaria de la portavoz socialista Adriana Lastra y el diputado Rafael Simancas. De éste último fueron una de las más miserables declaraciones políticas que yo he escuchado estos días: “España tiene tantos muertos por Covid porque en España está Madrid“. Sí, la ciudad donde se celebró la manifestación del 8-M, el mitin de Vox, los partidos de fútbol y baloncesto que el Gobierno del partido de Lastra y Simancas deberían haber suspendido.
Seguir a Paloma Cervilla en Twitter.
España