Si la exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá, quiere realmente a su partido, lo mejor que puede hacer es entregar su acta de senadora y defender su honor alejada de las siglas populares. Yo no pongo en duda la honorabilidad de la política valenciana, y tendrán que ser los tribunales los que en su día, si llega el caso, decidan si ha cometido, o no, alguna ilegalidad. Pero, a día de hoy, está haciendo un gran daño al Partido Popular, justo en este momento, en el que se está decidiendo la gobernabilidad de España.
Para los responsables populares está siendo un auténtico calvario conseguir que Barberá dé la cara en este asunto. Ya lo fue la pasada semana, cuando a trancas y barrancas accedió a hacer público un comunicado a raíz de las noticias sobre supuestas irregularidades en el Grupo Municipal Popular en el Ayuntamiento de Valencia. Se la presionó desde la sede nacional para que saliera a dar la cara, y solo accedió a dar este comunicado, cuando lo normal hubiera sido que convocara una rueda de prensa y respondiera a las preguntas de los medios de comunicación.
Por fin se ha conseguido que no presida la Comisión Constitucional en el Senado, un auténtico despropósito en pleno escándalo de corrupción, pero sí será miembro de la Diputación Permanente, para escarnio de muchos de sus compañeros que se han llevado las manos a la cabeza.
En el Partido Popular hay mucho malestar con el enrocamiento de Rita Barberá y los problemas que se pueden derivar de su actitud.
PD. Hoy se reúne Rajoy con el Grupo Popular en el Senado. Flaco favor haría Rita Barberá si se presenta en esta reunión.
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