El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, no sabe ya cómo aniquilar definitivamente a Pablo Iglesias para arrebatarle a los votantes que todavía le quedan. Lo último que se ha inventado es ya de traca. Una estafa en toda regla a los ciudadanos que apoyaron al PSOE.
Después de intentar doblegar a Pablo Iglesias con una vicepresidencia y tres ministerios, sin conseguirlo, ahora quiere usar de rehén a asociaciones y colectivos sociales, iniciando una ronda de contactos para traerlos a su terreno, y seguir presionando al líder de Podemos.
Pero lo peor de todo esto no es la incapacidad de Sánchez para conseguir apoyos a su investidura, sino que ha justificado estas reuniones con colectivos sociales en la necesidad de hacer con ellos un programa de gobierno. Esto ya me desconcierta, entonces, ¿tiramos a la basura el programa con el que se presentó a las elecciones generales? ¿Han sido un engaño, una estafa sus promesas electorales? ¿es que ahora va a gobernar con unas prioridades que no eran las que tenía cuando pedía el voto?
Sánchez no tiene que ir a buscar su investidura en la sociedad civil, que ya le votó, sino en los partidos políticos, cuyos apoyos son los que le van a hacer, o no, presidente del Gobierno. No tiene que inventarse reuniones para dejar que pase el tiempo, hacerse fotos intentando demostrar que está en plena actividad y que no se toma vacaciones. Lo que tiene que hacer es ponerse a seducir a la clase política. Si no puede, o que venga otro, o que convoque elecciones.
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