Cuando el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quiere hacer una jugada maestra de fino estilo parlamentario para tejer alianzas que le saquen de algún atolladero, siempre sabe a quien dirigirse: su vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. A ella le encarga la mayoría de las tareas de estrategia política, sabiendo que sus cuatro años de portavoz parlamentaria le han enseñado como nadie a moverse en el ajedrez parlamentario. La última partida, conseguir el apoyo de CiU a su Ley de Estabilidad Presupuestaria, dejando noqueado al PSOE, fue un éxito al buscar un compañero de viaje con el que frenar las críticas a la soledad parlamentaria.
La próxima jugada maestra que le puede salir redonda es la aprobación del presidente de la Radio Televisión Española. Un marrón que el Gobierno no ha sabido solucionar a tiempo y que se le ha enquistado hasta límites insospechados, pero que puede resolver con holgura, gracias también al apoyo de CiU y a la habilidad de Sáenz de Santamaría.
A Rajoy se le había torcido el problema, al verse obligado a cambiar la ley ante la imposibilidad de alcanzar un acuerdo con Rubalcaba sobre el nombre del próximo presidente de la RTVE. Con este cambio legislativo ya no será solo necesario el apoyo del PSOE, sino que su mayoría será suficiente para elegir a quien quiera. Pero mientras los socialistas acusaban al Gobierno de querer dar un golpe de mano en televisión sin contar con nadie y todo el mundo especulaba sobre nombres y fechas para que el consejo de ministros aprobara este cargo; la vicepresidenta se deslizaba sigilosamente por los pasillos del Congreso y buscaba el apoyo de CiU.
Ahí está la jugada. Conseguido el voto favorable de CiU al proyecto de ley que modifica la forma de elección del presidente de la RTVE, ahora solo le resta pactar un nombre con los nacionalistas catalanes, labor que corresponde al Grupo Parlamentario Popular. Una vez consensuado, ofrecérselo en bandeja a Rubalcaba para que se sume, y si no quiere, sacarlo adelante en el Pleno del Congreso y el Senado con el respaldo de CiU y los grupos que se quieran sumar. Con esta maniobra neutraliza el ataque que le preparaba el PSOE con el argumento de querer controlar los medios de comunicación públicos en solitario.
España Paloma Cervillael