Nunca he entendido por qué la ministra de Defensa, Carme Chacón, sale tan bien valorada en las encuestas. Durante los dos años largos que he llevado los temas de Defensa en ABC, ahora a tiempo parcial, nunca la he visto hacer nada. Bueno sí, recorrerse miles de kilómetros para hacerse publireportajes en Afganistán, Líbano, Chad, Yibuti, Kenia, sin dignarse a saludar a los periodistas que la hemos acompañado en el avión y sin convocar una rueda de prensa para responder a las miles de cuestiones pendientes en el ámbito militar. Huye de los micrófonos y su gestión se ha limitado a posar para los fotógrafos, que son a los únicos que convoca en su Ministerio. Famosas son sus convocatorias: "Sólo gráficos" o aquellas otras que lee una nota y no admite preguntas.
Pero ha llegado la Justicia y la ha puesto en su sitio. A esta ministra se la recordará porque fue a la que le tocó poner en marcha la Ley de la Carrera Militar. Un miura que le dejó su antecesor Bono en suerte y que ella no tenía capacidad para lidiar. Cuando ABC empezó a hacerse eco del malestar que esta Ley estaba provocando en las Fuerzas Armadas, en el Ministerio de Defensa pensaban que era una cosa puntual, que esta lluvia escamparía. Pero no fue así, ha ido creciendo, se ha convertido en una tormenta que amenaza seriamente su Ministerio y ha llegado a la Audiencia Nacional.
Como para camelar a la Justicia no vale enviarle un book de fotos, ya ha perdido el primer envite. Un auto de la Audiencia Nacional advierte de la posible inconstitucionalidad de dos aspectos de la Ley: el curso de adaptación y su reconocimiento universitario. La ministra supongo que cerrrará los ojos ante este "varapalo judicial", como dicen los militares, y mirará para otro lado. Al fin y al cabo, dicen que pronto se irá y el marrón, como hicieron con ella Alonso y Bono, se lo comerá otro.
España Paloma Cervillael