Ni entreguismo al PP, ni abandono del PSOE, ni contradicción con la política federal de IU. Lo que ha hecho Izquierda Unida en Extremadura ha sido defender su dignidad, la de una formación política que ha sido despreciada y maltratada por los socialistas en esta Comunidad Autónoma durante 28 años. Y eso lo saben muy bien las bases, los militantes de los pequeños pueblos extremeños, y también los de las grandes ciudades, a los que el PSOE ha utilizado cuando los necesitaba y, cuando no, los ha dejaba en la estacada.
Ha llegado el momento de las bases, de la militancia, y no de las grandes estructuras de los partidos que muchas veces, la mayoría, están lejos del día a día de la pequeña política. Por eso, los militantes de IU de Extremadura se han rebelado y han pedido respeto a lo que el pueblo extremeño ha votado: un cambio. Y por eso, no han querido dar el abrazo del oso al PSOE, como han hecho otras veces, para después no recibir nada.
La decisión de IU de dejar gobernar al PP de Extremadura me parece acertada y coherente, al menos de momento. En plena caída libre del PSOE, lo absurdo hubiera sido unir su destino a los socialistas. Tienen unos meses, antes de las elecciones generales, para hacerse respetar. Después, Dios dirá y quizás suban en votos, como reconocimiento a esa independencia. Ahora, son una fuerza decisiva, van a poder influir en el gobierno del PP con sus votos en el Parlamento y van a poder sacar pecho. Con el PSOE, hubieran desaparecido.
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España Paloma Cervillael