Los últimos casos de corrupción que están afectando al Partido Popular ha puesto al partido en estado de alerta. La situación es límite y los votantes de esta formación política piden ya una limpieza profunda de toda la podredumbre que hay dentro. Es verdad que es una minoría, un grupúsculo de sinvergüenzas que se han aprovechado de sus cargos para enriquecerse o enriquecer a otros, pero ya no hay tiempo para convencer a la ciudadanía de que no son todos iguales.
El Partido Popular, con su presidente Mariano Rajoy a la cabeza, debe de reaccionar ya, dar un paso al frente y abrir en canal el partido para que, como me decía ayer un dirigente histórico del PP, “sacar todo el pus que hay dentro, aunque duela”. Si no lo hace ya, el peligro de perder cada vez más apoyo electoral es evidente. En sus manos está la decisión.
Me consta que en el partido hay dirigentes que quieren una respuesta más rápida, más contundencia en las palabras y un discurso con más fuerza. Pero Rajoy es el que marca los tiempos y las intervenciones. Solo él decide qué se hace y cómo y supongo que tendrá datos e informaciones suficientes para saber por qué lo hace. Pero los ciudadanos ya no lo entienden.
España Paloma Cervilla Garzónel