Pasear estos días por el Congreso de los Diputados, siendo periodista, se ha convertido en una tarea de alto riesgo. Los diputados se han levantado contra los medios de comunicación por criticar abiertamente las informaciones que hemos publicado sobre la subvención de la Cámara a los gin tonics (que costarán 3,45 euros), que se sirven en la cafetería del Congreso, dentro de una amplia gama de productos. Esta Cámara ha convocado un concurso para la adjudicación de este servicio de cafetería por un importe de 87.500 en 2013 (un mes), 1.050.000 euros en 2014 y 1.050.000 euros en 2015. Además, podrían prorrogar el contrato en 2016 por un importe de 1.050.000 euros y en 2017 con 1.050.000 euros.
Los diputados nos acusan a los periodistas de vender la imagen de los políticos como unos señores que se dedican más a beber en vez de a trabajar, subrayando que en los tiempos que corren es muy peligroso trasladar a la opinión pública esta imagen, que no es real. Algunos, en defensa de su honor, se han tomado la molestia de preguntar en la cafetería cuántos gin tonics sirven al día y la sorpresa, para alegría de ellos, ha sido mayúscula: de diez gin tonics, ocho lo consumen los periodistas.
Yo me quiero situar en el término medio, ni los políticos son unos señores y señoras que se pasan el día bebiendo, no es verdad; ni los periodistas somos tan malos que hemos vendido una versión que no es real. La solución es bien fácil, sacar esta bebida larga de la oferta de productos que se ofrecen en la cafetería del Congreso, y así no habrá lugar a la duda.
España Paloma Cervillael