Hay una categoría de hombres que llevan bastante mal que una mujer les plante cara y les canté las cuarenta. Entre ellos, no me cabe ninguna duda de que está el extesorero del Partido Popular, Luis Bárcenas. En esa hombría mal entendida puede estar el origen de los males que hoy acechan a los populares y que no son más que el ajuste de cuentas, la venganza, de Bárcenas contra la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. La mujer que ha colocado en la diana de su ira y a la que no le perdona que a él, al todopoderoso tesorero del PP, lo echara de su despacho por permitirse el lujo de entrar sin llamar y sin que nadie le hubiera dado cita, sin conocer de nada a la dirigente popular.
No tengo la menor idea de si lo que se cuenta del PP es cierto. Si se han cobrado sobresueldos en dinero negro, si se ha financiado irregularmente. Yo no he visto ninguna prueba, pero si salen y se demuestran que son verdad, que paguen por ello los que así han actuado y los echen del partido.
Pero en este marasmo de notas manuscritas negadas por su supuesto autor (Bárcenas), de decir lo mismo y lo contrario a media profesión periodística, de encuentros en la clandestinidad, hay algunos detalles que no se deben de olvidar. Como el que sucedió aquel día en el que María Dolores de Cospedal, recién llegada a su despacho de la sede del PP como nueva secretaria general, se encontró que, de repente y sin llamar, entraba un tal Bárcenas, el tesorero, para entregarle unos papeles. Lo primero que hizo fue decirle que, cuando quisiera verla, pidiera cita a su secretaria, él le respondió que su costumbre era entrar sin llamar, y ella le respondió que la suya no. Bárcenas se fue dando un portazo y, a partir de entonces, cualquier asunto que quisiera despachar con Cospedal se hizo a través de su secretaria. La ira empezaba a desatarse.
Lo que vino después ya es historia contada. Cospedal luchó, en contra de muchos, por echarlo como tesorero, y lo consiguió. Se negó a negociar nada con él. Y supongo que la ira de este señor, por decir algo, iría aumentando contra la secretaria general y se convirtió en obsesión.
Muy poco, por no decir nada, tendrá Bárcenas contra Cospedal cuando no aparece en ninguna contabilidad B, en ningún sobresueldo, y lo único que esgrime es una supuesta comisión, ahora dice 200.000 euros y antes eran 100.00, para el PP de Castilla-La Mancha, por la adjudicación de una contrata en el Ayuntamiento de Toledo, que Cospedal ha calificado de “disparate monumental”. Esa “tía”, como así se refiere a ella Bárcenas, le ha plantado cara y le ha dicho que “no tiene miedo”.
El desafío está lanzado, ahora Bárcenas tiene que mover ficha. Que tire de la manta, ahora que está en la cárcel, y que haga estallar de una vez todas las bombas que dice que tiene contra el PP. Nos hará un favor a todos y así la Justicia podrá actuar con rápidez y aclarar de una vez por todas esta situación.
España Paloma Cervilla Garzónel