¡Uf de la que me he librado! Hoy me he ido desayunar con el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, al Senado, en un encuentro organizado por la Asociación de Periodistas Parlamentarios, que hemos decidido potenciar esta Cámara invitando a estar con nosotros a los presidentes autonómicos y a dirigentes municipales, aprovechando el momento electoral que viven algunas Comunidades Autónomas y las próximas elecciones municipales. Abrió este ciclo de encuentros el presidente andaluz, dicen que uno de los llamados a encabezar este movimiento que ya prepara la era posZapatero, aunque él no quiere ni oir hablar de esta posibilidad. Lo que allí dijo, no lo puedo desvelar, pactamos entre todos los periodistas un "off the record" que no puedo traicionar, pero os aseguro que no aportó nada de lo que se comenta sobre ese grupo de baronés, del que también forman parte el vasco Patxi López y el extremeño Guillermo Fernández Vara, que podrían estar llamados a pilotar la sucesión.
Al margen de la política, el encuentro tuvo para mí un añadido especial, sin quererlo, me senté al lado del delegado de la Junta de Andalucía en Madrid, Julián Martínez, pareja de la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, sobre el que escribí mi anterior post, denunciando que casi la mitad del presupuesto de esta delegación se destina a pagar su sueldo, unos 42.000 euros, y el alquiler de su oficina en el Paseo de la Castellana de Madrid, unos 171.000 euros. Debo reconocer que al principio me incomodó un poco, no por mí, sino por él, que no sé si me reconoció. Yo me presenté, por si acaso, y me lanzó una sonrisa, que yo agradecí. La verdad es que en este mundo de la política y la prensa, en la que te lanzan dardos envenenados y te montan una bronca en mitad del pasillo del Congreso y el Senado por "na y menos", el comportamiento de este señor me pareció ejemplar, otros me habrían lanzado sapos y culebras.
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