Los que han tenido ocasión de verla jamás olvidarán su enigmática sonrisa. Ni tampoco su mirada, que parece seguir al espectador a donde quiera que vaya. La Mona Lisa, la Gioconda, una de las obras maestras de Leonardo, recibe cada año en el Louvre, en París, millones de visitas de curiosos, amantes del arte y especialistas de todo el mundo. Y también de investigadores de las más variadas disciplinas. Pocos cuadros en la historia han recibido, en efecto, tanta atención por parte de los científicos.
Y sin embargo, se trata de una obra inconclusa, jamás terminada por su genial autor. ¿Por qué? Se sabe que, al final de su carrera, Leonardo vio muy mermada su habilidad para usar su mano derecha. Hasta ahora se pensaba que la causa pudo ser un derrame cerebral, pero una nueva investigación llevada a cabo por dos especialistas italianos sugiere que su incapacidad se debió más bien a un daño en los nervios de la propia mano, causado probablemente por una caída.
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