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Los infartos son peores por la mañana

José Manuel Nieves el

Los daños que provoca un infarto en el corazón, son más graves si éste se produce entre las seis de la mañana y el mediodía. Esa es la conclusión a la que ha llegado un equipo de investigadores del Hospital Clínico San Carlos, de Madrid, tras analizar los datos de 811 pacientes que sufrieron un ataque cardíaco y que fueron ingresados en ese hospital entre 2003 y 2009. El estudio se publica en el último número de Heart Journal.

En concreto, los infartos que se producen por la mañana tienen hasta un 20% más de posibilidades de dejar un área mayor de tejido muerto que los que se producen en cualquier otro momento del día. Algo que redunda de forma muy negativa en los pacientes y en sus posibilidades de recuperación.

Como los cardiólogos saben muy bien desde hace tiempo, el reloj biológico de los pacientes, que marca los ritmos de actividad corporal en ciclos de 24 horas, tiene una gran influencia en distintos procesos cardiovasculares. Unos procesos que también influyen en una mayor o menor incidencia de ataques al corazón. Los infartos, en efecto, tienden a producirse con más frecuencia en los periodos del día en los que las personas pasan del sueño a la vigilia.

Sin embargo, hasta ahora no se había comprobado que los daños provocados por esos infartos eran mayores en esas horas que en el resto del día. Y eso es precisamente lo que han hecho los investigadores del Hospital Clínico San Carlos. Para ello, estudiaron la extensión del tejido muerto en pacientes afectados por infarto de miocardio, que tiene lugar después de una prolongada interrupción del flujo sanguíneo.

Fueron estudiados 811 pacientes del Hospital, ingresados con síntomas de infarto entre los años 2003 y 2009. Los pacientes se dividieron en cuatro grupos, que correspondían al momento del día en que sufrieron el infarto. Los investigadores establecieron para ello cuatro periodos de seis horas, coincidiendo con los ritmos biológicos de 24 horas.

Los resultados muestran que los pacientes con una mayor área del corazón infartada habían sufrido su ataque por la mañana, en el periodo de transición entre la oscuridad de la noche y la plena luz del mediodía. Esos pacientes tenían cerca de un 21% más de enzimas en ese periodo (un indicador del tamaño del infarto) que los que sufrieron el infarto entre las seis de la tarde y la medianoche.

Del total de los pacientes estudiados, la mayor parte (269), sufrieron su infarto entre las seis de la mañana y el mediodía. Otros 240 tuvieron su ataque entre el mediodía y las seis de la tarde, 161 entre esa hora y la medianoche y 141 entre la medianoche y las seis de la mañana. Los resultados pueden ser importantes a la hora de elaborar estrategias de prevención y tratamiento para esta clase de dolencias.

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