Investigadores japoneses creen haberlo descubierto alrededor de una joven estrella a 176 años luz de la Tierra.
Observe bien la imagen sobre estas líneas. A simple vista, no parece más que un punto luminoso rodeado de franjas claras y oscuras de aspecto borroso. Pero en realidad se trata de mucho más que eso. El punto luminoso central es una joven estrella, TW Hydrae, que se encuentra a 176 años luz de la Tierra. Lo que vemos a su alrededor es el disco de materiales (fundamentalmente polvo y gas) sobrantes de su proceso de formación. Y las bandas oscuras, donde se acumula menos material, podrían haber sido “barridas” por uno o varios planetas en plena formación.
Eso es exactamente lo que piensan sus descubridores, liderados por el astrónomo Takashi Tsukagoshi, de la Universidad japonesa de Ibaraki, aunque aún no están completamente seguros de ello. Su trabajo acaba de aparecer en Arxiv.org y se publicará próximamente en The Astrophysical Journal, y se basa en una serie de observaciones realizadas con el telescopio Alma, en el desierto de Atacama, en Chile. TW Hydrae es una de las estrellas jóvenes más cercanas a nosotros. De hecho, “sólo” tiene una decena de millones de años (nuestro Sol tiene 5.000 millones de años) y es, por lo tanto, una candidata perfecta para captar el momento en que los planetas empiezan a formarse.
Por suerte para los investigadores, el disco de la estrella está orientado justo hacia la Tierra, lo les que permite verlo entero y estudiar con detalle todo lo que sucede en su interior. A principio de este mismo año, Tsukagoshi y su equipo detectaron varias franjas vacías en el disco, y aunque eso podría ser consecuencia de que hay planetas formándose en ese joven sistema, faltan aún muchos datos para estar seguros de ello, entre ellos el tamaño de los “granos de polvo” de la nube.
La franja oscura más prominente se encuentra a 22 Unidades Astronómicas de la estrella (una Unidad Astronómica, o UA, es la distancia que separa la Tierra del Sol, unos 150 millones de km.). Y en esa zona las partículas de polvo son muy pequeñas, de apenas unos cuantos micrometros. La teoría predice que un espacio vacío en el disco de una estrella se produce cuando un planeta masivo atraviesa el disco y captura gravitatoriamente todas las partículas grandes, dejando solo las más pequeñas. Lo cual coincide con las observaciones.
Por eso, Tsukagoshi opina que podríamos estar ante un planeta helado gigante, como Neptuno. Solo el tiempo, y más estudios, lo dirán.