Los restos fósiles de varios dinosaurios excepcionales acaban de ser descubiertos en el noroeste de China. Se trata de la criatura con plumas más antiguua de la que tenemos noticia por el momento, Mucho más vieja que el legendario Archaeopteryx, que con sus 150 millones de años era considerada hasta ahora como el ave más antigua. Los nuevos restos, en efecto, tienen como mínimo diez millones de años más que el famoso dinosaurio aviano (¿o ave dinosauriana?) encontrada en Alemania a finales del siglo XIX. precisamente, la falta de fósiles de criaturas emplumadas más antiguos que Archaeopteryx ha sido el principal caballo de batalla de quienes se resisten a creer que los dinosaurios son los padres evolutivos de todas las aves que hoy pueblan la Tierra. Los nuevos fósiles, que proceden de dos yacimientos separados, vienen ahora a zanjar la cuestión. Especialmente uno de ellos, bautizado como Anchiornis huxleyi, del que se han encontrado dos ejemplares. Uno de ellos, de unos 50 cm de tamaño, se halla en un estado de conservación espectacular según sus descubridores. El plumaje cubre todo su cuerpo, sus brazos e incluso sus patas. Se trata de una especie de criatura de cuatro alas, en palabras del profesor Xu Xing, autor principal de un artículo en Nature. Al encontrar el primer ejemplar pensamos que podía tratarse de un pariente cercano de las aves -asegura el científico-. Pero entonces encontramos el segundo, que está completamente recubierto de plumas maravillosamente conservadas. Cubren casi todo su esqueleto. Fue entonces, tras el segundo hallazgo, cuando los investigadores se dieron cuenta de que estaban ante algo realmente diferente, una de las especies más importantes de las que disponemos para entender el origen de las aves y de su capacidad de volar. Xu está convencido de que en el aire, su curiosa forma con cuatro alas constituye un hito fundamental en la transición de dinosaurios a aves. En cuanto a si Anchiornis huxleyi podía o no volar, lo único que parece claro es que no lo hacía como las aves actuales. Probablemente desplegaba sus cuatro extremidades emplumadas para planear entre los árboles. Para saber si la criatura era realmente capaz de emprender el vuelo por sí misma, y no solo de planear durante más o menos distaancia, se realizarán ahora nuevos estudios anatómicos.