En nuestro mundo, la realidad es algo mucho más complejo y lleno de matices de lo que parece. De hecho, podríamos decir sin miedo a equivocarnos que los hechos objetivos no existen. La afirmación puede parecer extraña, pero un reciente experimento de Física Cuántica acaba de demostrar que la naturaleza misma de la realidad no es objetiva, sino que depende de quién esté mirando.
Bajo la dirección de Alessandro Fedrizzi, de la universidad británica de Heriot-Watt, un equipo de investigadores ha conseguido, por primera vez, llevar a un laboratorio las viejas ideas teóricas sobre la esquiva naturaleza del universo cuántico, que constituye la base misma de todo lo que nos rodea pero que se rige por una serie de leyes muy diferentes de las que gobiernan el mundo a escala macroscópica. Los resultados, recién publicados en Arxiv.org, tienen profundas implicaciones sobre nuestra percepción de “lo que es real”.
“El método científico -escriben los autores en su artículo- se basa en hechos, establecidos mediante mediciones repetidas y acordados universalmente, independientemente de quién los haya observado. Pero en la mecánica cuántica, la objetividad de esas observaciones no resulta tan clara”.
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