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Aparece en Atapuerca uno de los cráneos más completos del mundo

José Manuel Nieves el

Atapuerca estrena descubrimiento. Con la campaña de este año a punto de terminar, el hallazgo del que podría ser el segundo cráneo más completo de todo el registro fósil del mundo (después de Miguelón, el histórico cráneo número 5, descubierto en el mismo yacimiento en 1992) viene a poner el broche de oro a esta campaña de excavaciones. Se trata de un varón adulto (probablemente alrededor de la treintena), un Homo heilderbergensis que vivió y murió en la sierra burgalesa hace medio millón de años.

“Aún es pronto para sacar conclusiones -asegura a abc.es Juan Luis Arsuaga, codirector de los yacimientos de Atapuerca- pero creo que estamos ante algo realmente excepcional”. La mayor parte de los restos, muy fragmetados, fueron excavados durante los últimos días y se encuentran ahora en el laboratorio de los investigadores, listos para que comience el largo proceso de limpieza e investigación. “Tenemos ya cerca del 70% del cráneo y el resto lo excavaremos el año próximo”, asegura Ana Gracia, que se encargará del laborioso proceso de reconstrucción.

Arsuaga explica que los primeros fragmentos de este cráneo (que hace el número diecisiete de los encontrados en la Sima de los Huesos) aparecieron durante la campaña del año pasado. “Se trataba sólo de algunos restos aislados, un parietal y un fronal, y que entonces no nos llamaron demasiado la atención. Encontrar fósiles es algo a lo que en la Sima estamos ya más que acostumbrados”.

Sin embargo, hace apenas unos días los investigadores profundizaron en el mismo emplazamiento y dieron con el resto del cráneo.  Para su sorpresa, se dieron cuenta de que era uno de los más completos que habían encontrado hasta la fecha. De hecho, la mayor parte de los diecisiete cráneos encontrados hasta ahora en la sima no están, por el momento, enteros, aunque nadie sabe si las partes que faltan irán apareciendo en el futuro.

“Decidimos que este ejemplar debía tener un nombre propio -explica Arsuaga- y lo bautizamos como ‘el último de la fila'”. El nombre, además de reflajar que se trata del descubrimiento más reciente, se eligió también porque “en el interior de la sima, los diferentes cráneos han ido apareciendo en orden, uno detrás de otro, desde el fondo del yacimiento hacia fuera. Y este es, en sentido estricto, el último de la fila de cráneos que hemos encontrado”.

Sobre las mesas de laboratorio de los paleontólogos descansan ahora varias decenas de grandes fragmentos, como los que muestran las imágenes, y centenares de piezas mucho menores. Aunque las más pequeñas, afirma Ana Gracia “nos esperan aún en la sima, en el interior de un bloque que nos va a llevar mucho trabajo”. Se trata de los restos de la cara, los más frágiles y  los que peor resisten la presión del sedimento que se va depositando encima de los fósiles.

Será un trabajo largo y laborioso, aunque no es la primera vez que esta paleontóloga experta se enfrenta a un rompecabezas de miles de piezas de todos los tamaños, incluso de pocos milímetros. “Lo realmente importante -afirma Ana Gracia- es que están todas. Y que, como hemos hecho otras veces, lograremos colocarlas cada una en su sitio y reconstruir el cráneo por completo”.

El propio Juan Luis Arsuaga, director del yacimiento de la Sima de los Huesos, explica sus primeras impresiones en este artículo enviado a la redacción abc.es.






EL ÚLTIMO DE LA FILA

Juan Luis Arsuaga

La campaña de excavaciones de Atapuerca está terminando con un regalo. En los últimos días hemos podido rescatar unos fragmentos de cráneo pertenecientes, todos o la mayoría, al mismo individuo. Una cabeza que podría hacer historia ya que parece haberse conservado casi entera en el yacimiento. En el caso, claro está, de que estos restos se puedan unir.

Como siempre, los huesos más rotos son los de la cara. Aunque parezca una región muy sólida del esqueleto, lo cierto es que es una “máscara” llena de aire. Las paredes que rodean los senos maxilares son casi tan delgadas como el papel de fumar, y literalmente estallan por la presión de los sedimentos depositados encima. Por eso apenas hay rostros en el registro fósil de las diferentes especies del género Homo. Incluso entre los neandertales son raras.

El cráneo número 5 de la Sima es la gran excepción a esta regla. Sin embargo, tenemos en el equipo una maga llamada Ana Gracia a quien confiamos la reconstrucción de tan delicada pieza. Le esperan meses o años de duro trabajo para llevar a cabo la filigrana paleontológica. Por su importancia este nuevo cráneo se merece un nombre propio.

Como es el postrero de una larga sucesión de hallazgos que se han ido produciendo desde el año 1991 le hemos puesto el apodo de “el último de la fila”. No sabemos lo que nos espera al otro lado del bloque caído en el que termina esta parte del yacimiento, pero, echando la vista atrás, han sido veinte años maravillosos.

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