Lanzar una cabeza nuclear contra un asteroide (o enviar a Bruce Willis y a sus muchachos para que lo perforen y lo hagan mil pedazos) podría no ser, después de todo, una buena idea. No solo eso, sino que incluso podría llegar a empeorar la situación.
Y es que un nuevo rompedor estudio (que se publicará el 15 de este mes de marzo en la revista Icarus) ha determinado que esos peligrosos «vagabundos espaciales» son, en realidad, mucho más duros de pelar de lo que se pensaba. Para llegar a esta asombrosa conclusión, un grupo de científicos de la universidad Johns Hopkins, ha reinterpretado la forma de entender las fracturas de roca y ha aplicado, a la vez, un nuevo modelo computerizado para simular las colisiones entre asteroides.
«Solíamos creer que cuanto más grande fuera el objeto -afirma Charles El Mir, primer firmante del artículo- más fácilmente se rompería, ya que es más probable que los objetos más grandes tengan fallas. Nuestros hallazgos, sin embargo, muestran que los asteroides son más fuertes de lo que solíamos pensar, y requieren de más energía si queremos destruirlos por completo».
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Ciencia