Lo aprendemos en la escuela: la Tierra está dividida en tres capas, que son la corteza, el manto y el núcleo, que a su vez se divide en núcleo interno y externo. Un esquema básico y acertado, pero que sin embargo deja fuera otras capas más sutiles que los científicos están empezando ahora a identificar en el interior profundo de nuestro planeta.
Un buen ejemplo es el estudio publicado esta misma semana en Science, en el que los geofísicos Jessica Irving y Wenbo Wu, de la Universidad de Princeton, en colaboración con Sidao Ni, del Instituto de Geodesia y Geofísica de China, lograron utilizar las ondas sísmicas de un gran terremoto en Bolivia para localizar, a 660 kilómetros de profundidad, una nueva «capa» que les ha dejado boquiabiertos: una cadena montañosa, muy similar a las que hay en la superficie. La nueva «capa» se encuentra, además, justo en el límite que separa el manto superior del inferior. Hasta ahora, y a falta de un nombre mejor, los científicos simplemente lo han llamado «el límite de 660 kilómetros».
Para poder observar lo que sucede a tanta profundidad, los investigadores utilizaron las ondas más potentes que existen en nuestro planeta, las ondas sísmicas que generan los terremotos masivos. En palabras de Jessica Irving, «si quieres sacudir todo el planeta, necesitas un terremoto grande y profundo».
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Ciencia