¿Será, de verdad, Michelle Obama?
Un par de noticias de estos días han comenzado a levantar mis sospechas. Resulta que unos tipos se inventaron que el Villarreal había fichado por tres millones de euros a un joven y prometedor jugador uruguayo. Bien aderezada la noticia, con nombre y apodo incluidos, todo el mundo entró al trapo a uno y otro lado del charco, sin hacer mayores –ni menores- comprobaciones. Al final, era un fantasma.
Otra: accidente de un avión procedente de Londres cuando iba a aterrizar en el aeropuerto de Zimbabwe. Poco después se sabe que se trataba de un simulacro.
Siempre han existido las famosas “serpientes de verano”, pero a fin de cuentas, tenían mayor menor base, aunque fuera en un rumor muy extendido. Hoy, la aceleración a que nos vemos sometidos los periodistas para publicar lo antes posible las noticias en las páginas web está provocando este tipo de errores, que se repiten con demasiada frecuencia.
Así que, permítanme una disgresión veraniega: ¿Alguien le ha pedido el carné de identidad a Michelle Obama al bajar de avión? ¿Y si se trata de una doble, con hija incluida, que se pasea por Marbella, mientras la auténtica celebra el cumpleaños en su tierra con su marido? ¿Y si todo es un montaje de la Junta de Andalucía o de unos avispados empresarios para promocionar el turismo en la Costa del Sol y en Granada? Si no fuera porque Ramiro Villapadierna está empotrado en el hotel de la señora y lo cuenta todo con mucho detalle, empezaría a dudar. Además, para ser una doble, lo hace bastante bien, porque por lo visto está cautivando allá por donde pasa, tanto si se compra un vestido como si se come un helado. Esta no es la concertación interplanetaria famosa, pero a lo mejor a base de visitas de este tipo conseguimos acabar con el rancio antinorteamericanismo que todavía impera -con perdón- en bastantes sectores de la progresía española.
Estados Unidos