La ofensiva ultranacionalista de Fabian Picardo en Gibraltar le lleva en ocasiones a cometer excesos a la hora de hablar de las Fuerzas de Seguridad españolas que prestan sus servicios en torno a la colonia británica. Hace unas semanas el ministro principal de Gibraltar dio una muestra de ello al comparar la actuación de la Guardia Civil en las aguas que rodean el Peñón con la mantenida por efectivos de la propia Benemérita en Ceuta con motivo de las avalanchas de inmigrantes para pasar irregularmente a España.
Durante su comparecencia ante el Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento británico, que se trasladó en pleno a Gibraltar para escuchar de las autoridades gibraltareñas sus quejas por la actuación de España, Picardo no dudó en calificar a los efectivos de la Guardia Civil que ejercen el servicio de vigilancia aduanera como “fuerzas de choque antiterroristas” y en atribuirles acciones de hostigamiento hacia la población gibraltareña.
Y en concreto se refirió a un supuesto incidente ocurrido en junio del pasado año en el que Gibraltar acusó a la Guardia Civil de haber realizado un disparo contra unos jóvenes gibraltareños ocupantes de una moto náutica. El Gobierno gibraltareño presentó un video en el que se escucha confusamente una especie de detonación y consiguió que el Reino Unido elevara una protesta formal a España. La Guardia Civil y las autoridades españolas negaron que se hubiera producido disparo alguno.
Al comparecer ante los parlamentarios británicos, Picardo, según se puede comprobar en la emisión grabada por la Gibraltar Broadcasting Corporation (GBC) (cuando lleva hablando una hora y once minutos aproximadamente), asegura que España negó ese disparo, de la misma forma que negó hace un mes haber disparado bolas de goma contra inmigrantes subsaharianos cuando pretendían pasar a Ceuta por el mar.
Fabian Picardo emprendió desde su llegada al Gobierno una política de confrontación con España, sabedor de que el Ejecutivo de Mariano Rajoy daba por liquidado el Foro Trilateral de Diálogo, puesto en marcha por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, y que tanto agradaba a los gibraltareños. Sus acciones comenzaron impidiendo faenar en las aguas próximas al Peñón a los pescadores de la Bahía de Algeciras y alcanzaron su momento de mayor tensión con el lanzamiento al mar de bloques de hormigón con pinchos.
Como es de sobra conocido, la reacción del Gobierno español no se hizo esperar. Como consecuencia de ello, no se puede decir que los resultados de la política emprendida por Picardo haya beneficiado a los gibraltareños, que ahora, entre otras cosas, se ven obligados a soportar largas colas para atravesar la Verja y poder así disfrutar de los atractivos de las localidades españolas próximas, entre ellos las residencias que muchos mantienen en Sotogrande, Estepona, Marbella y otros puntos de la costa.
España puede seguir reclamando la recuperación de Gibraltar, pero puede también perfectamente vivir otros trescientos años sin el Peñón. Más difícil resulta pensar que Gibraltar pueda sostener durante ese tiempo una política de enfrentamiento permanente con España, porque antes es posible que el Reino Unido o los propios votantes gibraltareños terminen hartándose de sus gobernantes.
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