Varias noticias difundidas en los últimos días, sobre todo en medios ingleses, apuntan a que las relaciones de España con el Reino Unido no atraviesan por su mejor momento. Algunas de esas informaciones han sido desmentidas por el Gobierno británico, pero sí surgen en un caldo de cultivo favorecido por los desencuentros a cuenta de Gibraltar.
Hace pocas fechas, Londres acusaba a Madrid de no haber puesto en marcha las medidas recomendadas por la Comisión Europea, tras su visita a Gibraltar en septiembre del pasado año, para agilizar el paso por la Verja. El Gobierno español respondió diciendo que los controles se mantendrán mientras la colonia siga sin combatir decididamente el contrabando de tabaco.
Días después, el parlamentario Graham Watson, uno de los más activos miembros del “lobby” gibraltareño, se despachó con unas declaraciones en la televisión del Peñón, GBC, en las que aseguraba que el Reino Unido torpedeó la candidatura de Madrid a ser sede de los Juegos Olímpicos de 2020 y que el primer ministro, David Cameron, advirtió a su colega español, Mariano Rajoy, de que si no cesaban las colas en el paso fronterizo, tuviera como seguro que Madrid no lograría los Juegos. Las autoridades del Reino Unido tuvieron que salir a desmentir esa afirmación, indicando que se trataba de declaraciones hechas a título personal por Watson y que el Gobierno británico no favoreció a ningún de las tres sedes finalistas ni trató de influir sobre la posición de los candidatos olímpicos.
Hace sólo un par de días, el rotativo “Sunday Express” informaba de que el Reino Unido tenía previsto enviar más tropas de la Royal Navy a Gibraltar, como una “firme señal de que el Ejecutivo británico no tolerará incursiones españolas ilegales en aguas territoriales británicas”. Preguntado por este asunto, un portavoz de la Embajada británica desmintió que eso fuera a producirse.
Finalmente, otro asunto se ha convertido en motivo de polémica estos días: el hecho de que España haya permitido que tres buques rusos atracaran en el puerto de Ceuta, en plena crisis entre la OTAN y Rusia por el conflicto de Ucrania. Según el periódico londinense “Daily Mail”, Cameron se ha quejado de la actitud española porque considera que “la decisión de permitir que los buques de guerra se avituallaran de suministros y combustibles es como ofrecer socorro a Moscú”. Los británicos consideran que esa no es la actitud adecuada de un aliado de la OTAN y, según algunos medios, Londres se habría quejado a España, algo que no han confirmado ni el Ministerio de Asuntos Exteriores español ni el Foreign Office. Al menos, no ha habido ninguna protesta formal.
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