La semana próxima Gibraltar vuelve a escena. No es que el contencioso haya estado dormido en los últimos meses, pero lo cierto es que otros acontecimientos han ocupado la actualidad y, excepto algún incidente aislado, no ha habido cambios en la situación, incluida la persistencia de las colas de vehículos para atravesar la Verja.
El miércoles 2 de julio, la Comisión Europea vuelve a enviar a la zona a la misión técnica que hace más de medio año, tras una primera visita, hizo recomendaciones a las autoridades españolas y a las gibraltareñas para que adopten medidas que agilicen el tráfico por el paso fronterizo. De nuevo los técnicos visitarán y mantendrán reuniones a uno y otro lado y examinarán hasta qué punto se han cumplido esas recomendaciones.
El Gobierno de David Cameron ha querido mandar a su vez un mensaje de apoyo a los gibraltareños y el lunes, sólo un par de días antes de que llegue la delegación europea, estará en el Peñón el secretario de Estado británico para Europa, David Lidington. Lidington, que se verá con el ministro principal, Fabian Picardo, ha dicho que espera ver algunas de las iniciativas que lleva a cabo el Gobierno de Gibraltar y reunirse “con distintas personas de la roca, que juntas contribuyen a un Gibraltar vibrante y próspero”.
La nota del Foreing Office que da cuenta de la visita ya se ha ocupado de precisar que Lidington viaja a Gibraltar para evaluar los “retrasos” que continúan registrándose en lo que Londres considera una frontera con España.
Esos retrasos, que en las últimas semanas han llegado como máximo las dos horas, pueden aumentar en fechas venideras como consecuencia de una mayor afluencia de turistas a la colonia debido al buen tiempo.
Los gibraltareños aseguran que ya han hecho sus reformas y acusan a España de no haber cumplido con las recomendaciones. Desde Madrid se precisa que los cambios hechos por Gibraltar son fundamentalmente cosméticos (como unas barreras o un elevador de coches) y unas ligeras modificaciones legislativas en cuanto al tráfico de tabaco. Al propio tiempo se señala que las inversiones del lado español son mucho más importantes, ya que alcanzarán los cuatro o cinco millones de euros, con los que, entre otras cosas, se va a construir un nuevo edificio para el servicio aduanero o un sistema más moderno de control peatonal. Para llevar a cabo esas reformas será preciso, al parecer, un tiempo de un año, aproximadamente.
Eso es lo que los responsables españoles van a explicar a la misión de la Comisión Europea, incidiendo en que los controles aduaneros no tienen un carácter político, como argumentan los británicos, sino que siguen siendo necesarios, por la persistencia del contrabando a través de la Verja.
