El llanto de Moratinos
El martes, Moratinos no pasó probablemente una buena noche. Horas antes, Zapatero le acababa de comunicar que tenía que prescindir de él en su Gobierno. No pudo alcanzar el récord de Francisco Fernández Ordóñez, que estuvo casi siete años al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores. Le ha faltado más o menos medio año. Moratinos, seguramente durmió mal, porque había hecho proyectos para lo que quedaba legislatura, entre ellos sacar adelante la Ley de Servicio Exterior.
Zapatero le había prometido, hace no mucho tiempo, que contaría con él hasta el final, pero ya se sabe que, en política, rige aquello del Conde de Romanones: “Yo cuando digo jamás, me refiero siempre al momento presente”. Zapatero sacrificó a Moratinos, porque necesitaba hacer una remodelación en profundidad que dé la impresión de que las cosas van a cambiar. Para unos, Moratinos ha sido víctima de las primarias de Madrid, porque Zapatero quiso recompensar a Trinidad Jiménez, su fidelidad, dándole el Ministerio que más le gusta. Para otros, la salida de De la Vega ha acarreado la de los otros dos ministros que llevaban en el mismo puesto del Gobierno desde el comienzo: Moratinos y Espinosa.
Sea como sea, lo cierto es que Moratinos ha visto truncados sus planes y sus lágrimas en el escaño obedecen más que a una frustración a que se ha sentido muy a gusto en el Gobierno de Zapatero, que le dejó, por otra parte bastante campo libre para actuar.
Moratinos se ha equivocado en muchas de las arriesgadas iniciativas que ha emprendido, pero hay algo que no se le puede negar: pone todo su empeño en sacar adelante lo que se ha propuesto. Y cuando cree que no se entiende lo que hace, sufre.
Sin ánimo de agotar todo lo que ha sido su tarea en estos seis años y medio, estas son algunas de sus actuaciones:
Oriente Próximo. Es la zona que mejor conocía y se ha esforzado en mantener no sólo la presencia española sino la europea. Pese a su imagen de propalestino, ha conseguido mantener la relación con Israel y su gran aspiración era poder celebrar el próximo día 21 de noviembre la Cumbre de la Unión por el Mediterráneo
Venezuela. Intentó arreglar el lío en el que metió Bono al Gobierno con sus planes de venta de barcos y aviones a Venezuela, pero terminó convirtiéndose en un apoyo de Hugo Chávez en sus críticas a España cuando acusó al Gobierno de Aznar estar detrás del golpe de Estado de 2002. Luego, tal vez buscando beneficios para las empresas españolas, inició una actitud bastante complaciente con el régimen bolivariano, incluso tras el incidente del "¿Por qué no te callas?" y, últimamente, con el descubrimiento de la actividad de miembros de ETA en Venezuela.
Cuba. Se empeñó en acabar con la Posición Común de la UE hacia la Isla. Ha conseguido que el régimen libere –o destierre- a unos 40 presos políticos, pero no que haga cambios democratizadores como reclaman varios de los socios europeos.
Estados Unidos. En la época más dura de las malas relaciones entre Bush y Zapatero, fue el nexo con Washington, manteniendo una buena relación con Condoleezza Rice. Vio frustradas sus esperanzas de que Obama viajara a España durante el semestre de presidencia europea.
Gibraltar. Puso en marcha el Foro Tripartito de Diálogo, que dio voz al Gobierno de la colonia, tanta que el ministro principal, Peter Caruana, se creció y quiere tener algo que decir en la cuestión de las aguas que rodean el Peñón, un asunto que afecta a la soberanía y que sólo debe ser tratada con el Reino Unido.
Balcanes. Hizo una apuesta decidida por Serbia, negándose al reconocimiento de la independencia de Kosovo, frente a Estados Unidos y los grandes de Europa.
África. Impulsó el Plan África en un momento en que la presión de la inmigración era enorme.
Guinea Ecuatorial. Tras unos primeros momentos de desinterés por Guinea Ecuatorial, se lanzó a una aproximación al régimen de Obiang, pero terminó desencantado por la falta de cumplimiento de sus promesas del presidente ecuatoguineano.
Marruecos. Mantuvo una actitud claramente promarroquí, incluyendo la apuesta velada por las tesis de Rabat sobre el Sahara Occidental, lo que provocó el malestar de Argelia y del Frente Polisario. Siempre ha tratado de evitar la confrontación con Marruecos, incluso cuando los marroquíes han tomado medidas que perjudicaban a España, como, por ejemplo, los incidentes del pasado verano.
Moratinos